En esta noticia nos informan de la necesidad de que los niños y las niñas se aburran. El aburrimiento genera una sensación de vacío, que no gusta ni a grandes ni a pequeños. Y sin embargo… es absolutamente necesario.
En la sociedad actual se valora mucho el estar activo. Hay que estarlo, para producir. Y para poder llegar a todo, tener todo. Este mandato que tanto nos complica la vida a los adultos… estamos repitiendo con nuestros hijos.
La sobreestimulación no es buena
Da la sensación de que si un niño o niña no hace idiomas, deporte, alguna actividad artística programada… no va a ser un adulto de provecho. Y sin embargo, lo que se está logrando es que niños y niñas estén sobreestimulados. Si nosotros no podemos llegar a todo, ellos tampoco lo lograrán. ¿Cómo van a rendir en lo académico con las agendas que tienen? Llegan agotados a casa después de toda esa actividad. Está claro que esto se hace a veces necesario ante la imposibilidad de los padres de compaginar sus horarios con los de los niños. Y además está el deseo de darles lo mejor. Pero se confunde dar lo mejor con dar todo. Dar todo nunca es posible, lo mismo que llegar a todo tampoco lo es.
Aburrimiento y creatividad
Se hace necesario generar tiempos para el aburrimiento. Del aburrimiento absoluto surge la creatividad. Un niño o niña que se aburre tendrá una de las mejores experiencias posibles, la de crear algo. Tendrá que inventarse algo para poder entretenerse. Y esto siempre es positivo. Mucho más que el exceso de actividades y de estímulos. Si echamos la vista atrás todos podremos acordarnos de que las mejores tardes cuando éramos pequeños… eran precisamente aquellas en las que no teníamos nada que hacer. Siempre se acababa inventando algo.
Fuente: playgroundmag.net
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