En esta noticia nos alertan de que la adicción al juego patológico está afectando a los más jóvenes.
Tal y como explica la noticia, la adicción a las nuevas tecnologías no es únicamente cuantificable en función de las horas que un chaval pasa delante del ordenador o tablet. Hay que tener en cuenta la interferencia en su vida.
Es importante que desde bien pequeños a los niños se les transmita la idea de que hay límites. Esto de los límites no tiene que ver solo con decir no. También lo es mostrar a los hijos que no se puede hacer todo a la vez. Esto se hace difícil actualmente. Sobre todo porque nosotros mismos somos víctimas del mensaje: «puede tener todo y hacer todo». Esto nos lo transmiten por todos los medios. Si un padre o madre está en el parque cuidando de un niño mientras revisa su correo electrónico y escucha música… de manera inconsciente estará transmitiendo que se puede hacer todo a la vez. Lo mismo pasa si se les permite a los niños ver la TV y jugar con la tablet mientras comen, por ejemplo.
Todos estos pequeños gestos van estructurando el psiquismo de los menores. Ya hemos hablado en otras ocasiones del exceso de estimulación al que estamos (y están nuestros hijos e hijas sometidos).
El porqué de la adicción al juego patológico
El «mundo virtual» permite hacer muchas cosas a la vez (tener muchas ventanas abiertas, tener varias conversaciones a la vez, etc). Y por tanto, puede ser muy satisfactorio. A eso se le añade la sensación de irrealidad vivida cuando uno está conectado. No solamente uno puede ponerse un pseudónimo para jugar a un videojuego. Además se puede inventar todo un personaje.
Todos estos aspectos favorecen que sea muy placentero el uso de las tecnologías. Por tanto es fácil que se produzca la adicción. Las personas nos hacemos adictas a comportamientos que en un principio son satisfactorios.
Como cualquier adicción habría que entender el papel que está jugando en la vida de la persona dicho comportamiento. Intentar analizar qué es lo que calma la conducta adictiva. Tan solo de esta manera podrá intentar controlarse.
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Fuente: larioja.com