Cómo acompañar a los niños en el crecimiento

Aprender a acompañar en el crecimiento de los hijos
Diseñado por Freepik – Aprender a acompañar

Cuando hablamos de cómo acompañar a los niños en el crecimiento nos referimos a ese proceso de estar ahí, para lo que necesiten, pero sin hacer cosas por ellos que ya son capaces de hacer. Esto es más fácil decirlo que hacerlo.

Aprender a acompañar en el crecimiento a los hijos

Desde el momento del nacimiento, niños y niñas van adquiriendo habilidades. Una de las primeras y que más recuerdan muchos padres es el proceso por el cual terminan andando. Hay que hacer un buen ejercicio de paciencia, y de tolerancia, para permitir que los niños aprendan a andar. Paciencia porque uno les ve a punto de lograrlo… pero a veces no lo logran. Y tolerancia, porque hay que aguantar el deseo irrefrenable de ayudarles, o de protegerles en exceso. Cuando se logra acompañar a un niño en este proceso, con paciencia y tolerancia, se le habrá ayudado como necesita. Sabiendo que el ritmo de cada niño o niña es diferente.

Otro hito es el aprendizaje a comer con cubiertos. Aquí sí que hacen falta sacos de paciencia. Este proceso incluye enseñarles a coger los cubiertos, pero aguantar que no lo van a hacer bien al principio. Se llenarán de comida enteros. Mancharán la mesa, el suelo y la pared. Si logramos ir acompañándoles, parándonos a nosotros mismos ante el deseo de hacerlo por ellos… les habremos dado otra experiencia de sentir que ellos pueden hacerlo por sí mismos. Si no lo alcanzamos a hacer así… es posible que les terminemos dando la comida nosotros cuando en realidad serían capaces de hacerlo perfectamente. Es decir, estaríamos frenando su desarrollo por nuestras propias necesidades.

El error de hacer las tareas de los hijos

En los tiempos que corren es fácil acabar por hacer muchas cosas por los hijos e hijas. Es más rápido, sin duda. Y mucho más fácil. Pero con estas conductas les transmitimos la idea de que no son capaces. Y esto genera sufrimiento, porque provoca una sensación de inseguridad. La seguridad en ellos mismos es fundamental cuando se enfrenten al mundo social, para no doblegarse a los grupos, para sentirse tranquilos con sus opiniones, etc.

Todos tenemos la experiencia de haber aprendido muchísimo de nuestros propios fracasos. Deberíamos intentar hacer lo mismo por nuestros hijos. No se trata de estar impasibles frente a su frustración, sino de dosificar la ayuda.

Fuente: elpais.com

Para más información no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

 

La tolerancia a la frustración

la tolerancia a la frustración
Diseñado por Freepik – Tolerancia a la frustración

La tolerancia a la frustración es un término que lleva tiempo en uso. Pero… ¿en qué consiste realmente? ¿cómo se logra? ¿por qué hay tantos niños que tienen dificultades con este tema?

¿Que es la tolerancia a la frustración?

La tolerancia a la frustración viene a ser la capacidad de asumir que no se puede tener todo. Y además…  no se puede tener ya mismo. Y dicha tolerancia se va logrando a lo largo de toda la vida. Evidentemente los seres humanos deseamos tener todo.  Y lo deseamos tener cuanto antes. Pero sí que habría diferencias individuales, en función de cómo se haya ido desarrollando esta capacidad de renuncia.

Cuando los bebés son pequeños,  hay una unión enorme entre ellos y la figura de cuidados. Cuantas amatxus se pasan las primeras semanas sin casi tiempo para sus cosas porque están atendiendo todas las necesidades de su bebé. Esto es así y debe ser así. Los seres humanos somos los animales que nacemos más dependientes del medio.  Además esta situación de dependencia dura más en el tiempo que en otros animales. No obstante, poquito a poco, va habiendo pequeñas situaciones en las que la mamá, o la figura cuidadora, no puede satisfacer rápidamente. A veces no se puede dar el pecho justo en ese momento. O se tarda un ratito en preparar el biberón…

Sentimiento de culpa

Estas pequeñas situaciones cotidianas tienen enormes consecuencias en el psiquismo de los bebés. Una de ellas sería poder ir interiorizando la capacidad de esperar. Más adelante esto se repetirá en otras cuestiones. No poder ir a jugar al parque porque llueve. No poder usar la videoconsola porque hay que hacer deberes… Normalmente el sentido común es el que marca los ritmos necesarios. Pero a veces hay sentimientos de culpa en los padres y madres cuando tienen que frustrar a los pequeños.

De esta manera los niños y niñas desarrollan algo básico, que es la tolerancia a la frustración. No podemos esperar que los niños comprendan esto racionalmente. Y por tanto, cuando se sienten frustrados, se quejarán, llorarán y patalearán.

Sin embargo, en algunas ocasiones esta capacidad no está bien instaurada. Cuando esto sucede no logran calmarse después de la queja inicial. En estos casos podría ser necesario consultar. Para más información pueden ponerse en contacto a través del Formulario de contacto. María Bilbao, tenemos nuestra consulta de psicólogos en Bilbao.

Fuente: elmundo.es