Madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s

Imagen de wayhomestudio en Freepik

Que madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s es algo que está claro. Incluso cuando a veces se equivocan, el objetivo siempre es que a sus hij@s les vaya bien en la vida. Sin embargo, a veces es importante poder separar nuestro deseo del deseo de los y las menores. En este precioso cortometraje nos muestran una bonita historia de padre e hijo donde la rutina y las obligaciones hacen que ambos entristezcan, hasta que el padre puede escuchar el deseo de su hijo.

La infancia del padre o madre

Cuando una persona está pensando en tener hijos, aparecen muchas fantasías acerca de este tema: ¿Cómo será? ¿A quién se parecerá? ¿Lo sabré hacer bien? Entre estas fantasías siempre surge la infancia propia del adulto: «mi madre hacía esto así y me parece que fue bueno para mí», «yo no pude estudiar porque me tocó trabajar, así que si tengo hijos, estos estudiarán», «jamás gritaré, como hacía mi padre» y un largo etcétera de recuerdos que provocan una serie de deseos a la hora de enfrentarse a la paternidad o maternidad.

En el fondo siempre hay un temor a meter la pata, a hacer sufrir a los hij@s. Lo que está detrás de todo esto es el deseo de ser buen padre o madre.

Si la maternidad o paternidad se realiza en pareja, hay que aunar, además, los deseos y miedos de ambas partes.

Acompañar a los y las menores

Los y las menores van creciendo, y si todo va bien, tienen deseos y funcionamientos propios. Esto, a veces, genera malestar. No estamos hablando solamente de que no quieran estudiar magisterio como el padre o medicina como la madre, sino de cosas más sutiles que hacen enfrentarse a padres y madres, nuevamente, con su infancia. Puede resultar que la manera de enfadarse de la hija nos recuerda al padre que tanto nos hizo sufrir de pequeños; o que no le guste dibujar, algo que siempre quisimos transmitirle.

A lo largo del crecimiento a veces se pueden dar malestares tanto en los y las menores como en los adultos relacionados con este tipo de cuestiones. Se hace necesario acompañarles en su idiosincrasia, pero para esto hay que poder tener identificados aquellos elementos propios, familiares, deseos, fantasías, miedos… que permitan dejar crecer y acompañar a los menores sin invadirles con todo esto.

Para cualquier duda relacionada con este tema u otros, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través del teléfono 653 724 653 o del formulario de contacto.

Adolescencia y malestar emocional

Imagen de rawpixel.com en Freepik

La adolescencia es una época compleja por la que hay que transitar un tiempo, llena de oportunidades, pero también de miedos y angustia. Últimamente se está viendo un incremento de sufrimiento psíquico en este grupo generacional, acudiendo a las consultas públicas y privadas en mayor medida que antes de la pandemia. Las razones de esta situación son diversas. En este artículo, muy interesante sobre el tema, analizan los motivos por los cuales ahora estamos viendo un mayor dolor mental en la adolescencia.

Retos adolescencia y sociedad actual

Los retos de los y las adolescentes no cambian a lo largo de la historia, siendo básicamente estos:

  • Construir su identidad.
  • Adaptarse a sus cambios corporales.
  • Crear una nueva relación con sus progenitores, más autónoma y menos dependiente.
  • Crear una red social propia, y adaptarse a los cambios y conflictos que puedan aparecer.

Estos retos, en la actualidad, vienen marcados por algunas cuestiones propias de la época que estamos viviendo. Si nos centramos, por ejemplo, en el tema de los cambios corporales, no podemos perder de vista el hecho de que estamos viviendo un mundo en el que la imagen, más que nunca, es lo más importante. Si para los y las adolescentes de épocas anteriores era ya complicado adaptarse a sus nuevos cuerpos, en la actualidad esto se hace especialmente difícil ya que hay que mostrarse al mundo todo el tiempo, por medio de las redes sociales. Es cierto que hay filtros, pero no son suficientes para calmar la angustia de tener que mostrar la mejor cara, cuando además están siendo bombardeados por imágenes de influencers, idílicas, que les indican el camino de cómo querían ser.

Si pensamos en la construcción de la identidad propia y la imagen que tienen los y las adolescentes sobre su futuro, hay que destacar la situación socioeconómica actual. El paro entre los jóvenes, la enorme exigencia de formaciones interminables antes de dar el salto al mundo laboral para ser, además, mal pagados… todo esto hace que haya miedo y angustia ante el futuro, en lugar de ilusión y esperanza.

Cómo manifiestan el sufrimiento


Todos los adolescentes no sufren igual, ya que, dependiendo de sus circunstancias vitales, pueden tolerar mejor o peor todas estas angustias. Hay ocasiones, sin embargo, en el que la angustia les desborda, y aparece un dolor mental intolerable.

Las maneras de gestionar este malestar básicamente tienen que ver con intentar sacarlo fuera o con replegarse. Cuando los y las adolescentes intentan sacar el sufrimiento psíquico hacia fuera pueden intentar asociarse con otros jóvenes e intentar cambiar el mundo, o quizá meterse en algunos líos. Así mismo, los y las que se repliegan, pueden usar dicho dolor para crear cosas (canciones, dibujos)… o caer en una tristeza mayor. Destacan especialmente los casos en los que dicho sufrimiento va unido a las autolesiones.

Cuándo pedir ayuda

En muchas ocasiones son los propios adolescentes los que piden ayuda y manifiestan querer acudir a consulta. Sin embargo, en otros momentos el dolor mental es tan grande que se quedan paralizados. Sería importante, si se tienen dudas, poder consultar para entender mejor qué está pasando y valorar la necesidad de una ayuda terapéutica.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao. Puedan hacerlo a través del teléfono 653 724 653 o bien a través del formulario de contacto.

Mayor visualización de problemas de salud mental

Imagen de pch.vector en Freepik

En los últimos tiempos son cada vez más las personas conocidas que hablan de sus dificultades emocionales en televisión o redes sociales. Estamos viviendo un importante cambio a nivel social, habiendo poco a poco cada vez menos prejuicios hacia el hecho de ir a consulta.

¿Banalización del sufrimiento humano?

En algunos casos sí que vemos que tanta difusión en la redes sociales ha provocado un exceso de auto-diagnósticos. Entre la adolescencia es común encontrarnos con pacientes que acuden a consulta porque son PAS, TOC, o Asperger. Hay determinadas situaciones que han empezado a ser consideradas como algo positivo, incluso, tal es el caso del Síndrome de Asperger, por la representación en algunas series de TV de moda.

No cabe duda de que el hecho de compartir en redes sociales los diagnósticos y las características del sufrimiento psíquico tiene una función divulgativa y desdramatizadora. Sin embargo, es importante que todas aquellas personas que tienen influencia en la sociedad intenten hacer, así mismo, una labor divulgativa de la importancia de ser correctamente diagnosticado y sobre todo, acompañado por profesionales en ese sufrimiento psíquico.

Cine y salud mental

En esta noticia se habla de cómo el cine está ayudando a visibilizar algunas situaciones de malestar emocional, y cómo puede ayudar a las personas que ven dichas películas, a entender mejor lo que les pasa y poder buscar soluciones.

No cabe duda de que el cine tiene un gran poder catártico, y que hace que conectemos con nuestras emociones de una forma inconsciente en muchas ocasiones. Hoy en día existen listados de películas relacionadas con diferentes patologías. Pueden ser útiles en algunas ocasiones, pero hay que tener en cuenta que aunque el diagnóstico de dos personas pueda ser el mismo, la manera de sentirlo, expresarlo y las causas de mismo pueden ser muy diferentes.

Por poner un ejemplo, en la película «Mejor… imposible» se presenta una situación en la que el personaje interpretado por Jack Nicholson vive con un Trastorno Obsesivo-Compulsivo. El personaje de la serie «Monk», interpretado por Tony Shalhoub, vive con el mismo trastorno diagnosticado. Ambos personajes son muy diferentes, y lo que le ayuda a uno no le ayuda al otro.

Fuera de las pantallas

Fuera de las pantallas ocurre exactamente lo mismo. El cine, o las redes sociales, por tanto, tienen una importante función divulgadora acerca de diferentes experiencias vitales o situaciones de sufrimiento, pero hay que ser conscientes de sus limitaciones. Además, aunque el cine puede ser un recurso utilizado en psicoterapia, es muy útil poder hablar con el terapeuta y compartir reflexiones acerca de la película o serie que se haya visto.

Como conclusión podríamos decir que la mayor aparición de personas hablando de su diagnóstico en redes sociales o medios de comunicación puede tener un efecto divulgador y a la vez banalizador del sufrimiento psíquico. Es importante consultar con un profesional, a fin de poder encontrar la mejor manera de vivir con las cosas que nos pasan cuando sentimos que no podemos sol@s.

Para cualquier cuestión pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao, tanto en este formulario de contacto como en el teléfono 653 724 653.

Menores, dispositivos electrónicos y redes sociales

Imagen de Freepik

Para la infancia actual, los dispositivos electrónicos son algo tan normal como para otra generación ha podido ser la televisión, formando parte de sus vidas desde el principio. Llama la atención cómo son capaces de manejar con total facilidad cualquier dispositivo, si se lo dejamos, desde edades muy tempranas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que gestos como cambiar de pantalla o pasar las fotografías de la galería son terriblemente intuitivos. Según numerosos estudios, no es recomendable el uso de pantallas por menores de 2 años.

Dispositivos electrónicos como cuidadores

Hay momentos en la crianza donde a los padres y madres no les da la vida, por lo que utilizar el recurso del móvil o la tablet para entretener a los menores mientras se hacen algunas tareas domésticas, por ejemplo, parece sencillo. De hecho es un recurso que suele funcionar, si le ponemos una tablet al peque de la casa con sus dibujos animados favoritos o videoclips con canciones que le gusten, se quedará muy tranquilo un rato, al menos en apariencia.

Cuando los niños y niñas son muy pequeños, si se les deja un dispositivo electrónico, lo que perciben son imágenes en movimiento y sonidos, que si bien les puede entretener, no comprenden. Estos videos preparados para edades tempranas están llenos de estímulos para sostener la atención de los menores. Sin embargo, están siendo bombardeados por estímulos que no logran comprender. Da seguridad a los adultos el ver que se quedan pegados a la pantalla, porque parece que es menos arriesgado que dejarles solos por el suelo y van a llorar menos. No obstante, sus cerebros no están preparados para procesar dichos estímulos.

Se viene hablando desde hace años de la necesidad de introducir actividades de mayor actividad mental que la de ver videos musicales o series. Mientras que cuando vemos algo en la pantalla estamos en una posición pasiva (salvo que haya pausas para pensar sobre lo que se ve), cuando niños y niñas juegan con juegos más creativos, están poniendo su mente en una posición diferente, activa, más enriquecedora.

Necesidad de compartir

Lo más enriquecedor para los menores es el compartir aquello que están viendo. Cuando los padres y madres se sientan con los y las menores a ver dibujos animados, tienen una oportunidad increíble de ayudarles a entender el mundo. Los adultos explicamos a los niños y niñas qué es lo que están viendo, qué está pasando, los sentimientos de los personajes que aparecen en pantalla, etc. Estar con ellos ese rato, además, genera la posibilidad de que si tienen cualquier duda sobre lo que están viendo, se les pueda aclarar. Además, el mero hecho de compartir con los padres algo placentero, mejora los vínculos. Así mismo no hay que olvidar la función de filtro que se puede hacer ante contenidos que no sean adecuados para ellos.

Redes sociales

A medida que niños y niñas se van haciendo un poco más mayores, aparece el deseo de tener las redes sociales de moda. En este proceso de aprendizaje también se hace necesaria la figura de un adulto que les enseñe a usar las redes, que vigile que dichas redes sean adecuadas y les enseñe a diferenciar contenidos adecuados para ellos de los que no lo son, así como a poner determinados filtros de realidad a lo que aparece en la pantalla, a fin de que puedan entender que la imagen que se da en la redes sociales es algo muy limitado. Esto es especialmente importante en la preadolescencia, donde comienzan las preocupaciones corporales.

Está claro que los dispositivos electrónicos tienen grandes beneficios si están bien usados, por lo que no se trataría de decir que todo es negativo. Pero sí que es necesario entender qué factores y cuestiones pueden ser importantes en su uso, a fin de mejorar dicho uso y evitar problemas.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao, a través del teléfono 653.724.653 o de este formulario.

Adopción

Imagen de Freepik

Tener un niño o niña adoptado en casa, como en la mayoría de las situaciones de maternidad / paternidad biológica, va unido a una enorme ilusión y alegría. No obstante, hijos e hijas, biológicos o adoptivos, suponen un enorme reto personal. En el caso de las situaciones de adopción dicho reto puede ser mayor.

Decisión de adoptar

Cuando cualquier persona, ya sea con la idea de crear una familia monomarental, monoparental, o en pareja, decide adoptar, se toma una decisión importante. Antes de tomar dicha decisión se acude a cursos donde se explica tanto en qué consiste el proceso como las posibles dificultades que pueden surgir. Desde que se toma la decisión hasta que se produce la adopción, suele pasar mucho tiempo. La decisión de adopción puede ser tomada desde diferentes razones (vocación, dificultad para tener descendencia biológica, etc), que influyen en la futura paternidad / maternidad. Así mismo, todas esas expectativas, ilusiones y miedos, van cogiendo forma, y a veces aumentándose, en este tiempo que puede pasar entre tener el deseo y que dicho deseo finalmente se cumpla.

Adopción e hijo/as adoptivo/as

Las familias adoptivas, en la experiencia en consulta, hacen todo lo que pueden para que los y las menores tengan una infancia y adolescencia lo más normalizada posible, intentando a veces, compensar aquello que saben o intuyen que sus hijo/as han vivido en el pasado. El proceso de adaptación y conocimiento mutuo, es largo, dura toda la vida. Todos necesitamos toda la vida para conocer mejor y entender a nuestros padres / madres / hijos e hijas, independientemente de si la filiación es biológica o no. Sin embargo, en las situaciones de adopción se dan algunas cuestiones a veces diferentes:

  • Falta de información sobre las raíces: La ausencia de información favorece la elaboración de fantasías sobre cómo fueron esos primeros momentos. A veces los huecos se llenan con fantasías positivas o pueden llenarse con ideas muy negativas sobre lo que se ha vivido.
  • Sentimientos de abandono: No hay que olvidar que los menores adoptados han vivido situaciones de desprotección importantes. Haya más o menos recuerdo de dichas situaciones, son conscientes de que por el motivo que sea, sus familias biológicas no han podido hacerse cargo. Surgen, en muchas ocasiones, sentimientos de abandono y tristeza relacionados con este hecho.
  • Conflicto de lealtades: A veces los y las menores tienen ciertos recuerdos de la familia biológica, buenos y malos. Pueden sentir cierta culpa por desear saber más de su familia biológica, cuando saben que la familia adoptiva les está cuidando.
  • Identidad: Sobre todo en la llegada de la adolescencia, que es cuando se empiezan a buscar la identidad, los y las menores adoptivos tienen que hacer un trabajo extra, puesto que pueden sentir que tienen diferentes identidades, y no saben bien cómo posicionarse. En la adolescencia miramos a nuestros mayores para hacernos una idea de cómo vamos a ser, pero los y las menores adoptados tienen que hacer este proceso sin ese espejo en el que mirarse (al menos a nivel fisiológico). Importante también tener en cuenta los diferentes orígenes raciales.

Pero si mi hijo/a sabe que es adoptado/a

Todos los puntos antes mencionados entran en juego a lo largo de la vida de los y las menores adoptados, a pesar de que no se les haya ocultado nunca su situación de adopción. A medida que pasan los años, dependiendo de la edad de los y las menores, la adopción va adquiriendo diferentes significados. A veces, aitas y amas no saben muy bien cómo acompañar a sus hijo/as, y se pueden ver desbordados. En otras ocasiones, surgen diferentes malestares en los y las menores, y hace falta un poco de ayuda externa.

Para cualquier cuestión sobre este tema, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao, a través de este formulario de contacto, o en el teléfono 653 724 653.

Adolescencia actual

Imagen de storyset en Freepik

«Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen en pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos». Esta frase podría representar las quejas de muchos adultos sobre los y las adolescentes actuales. Sin embargo, algunas fuentes se la atribuyen a Sócrates (470 a.C – 399 a.C). Si bien no está muy claro si es cierto o no que Sócrates planteaba esto, lo cierto es que siempre ha habido y habrá quejas sobre los y las adolescentes. Indudablemente las adolescencias van tomando diferentes formas en función de la época en la que se dan, pero hay cuestiones que son comunes a esta etapa vital, y que se repiten en la historia.

Retos de los y las adolescentes

  • Construir una identidad propia. Cuando somos pequeños, durante un tiempo, puede que queramos ser como nuestros padres. Sin embargo, en la entrada de la adolescencia, se empieza a querer encontrar un camino propio. Y en muchas ocasiones los menores intentan buscar modelos lo más alejados posibles de los de sus padres. Es este un proceso en el que hay diferentes etapas, que los adultos a veces observamos con sorpresa. Pasan de unos estilos a otros rápidamente (estética, música, compañías, etc). Necesitan probar y sentirse miembros de algo que sea diferente a lo que tenían en casa, porque realmente todavía no saben qué y cómo quieren ser.
  • Construir una relación con los padres diferente a la que tenían. En la adolescencia suele haber un momento en el que se pasa de ver a la madre o padre como perfectos… a verles como humanos. Se empieza a ver en ellos defectos que antes no se veían. A veces necesitan separarse de sus padres, tomar distancia. No obstante, se hace difícil para padres y madres encontrar la distancia adecuada. Si se les deja muy a su aire, se quejan de que no se les hace caso; si se está muy encima de ellos, se quejan de que somos pesados. Por detrás de todo esto están las dos partes de los adolescentes que están luchando entre sí, los deseos infantiles y los deseos de empezar a ser adulto.
  • Adaptarse a los cambios corporales: Por si todo lo anterior no fuera poco, en la adolescencia se producen una serie de cambios corporales que dejan a los y las adolescentes muy perdidos. Ya nada es como antes. El cuerpo cambia, produce cosas que antes no tenía (granos, menstruación, crecimiento, erecciones), y a veces se vive como algo incontrolable. No es de extrañar que algunos adolescentes intenten taparlo a toda costa, poniéndose las sudaderas más grandes que encuentren.
  • Crear una red social propia, y gestionar los conflictos que puedan surgir. Hasta la adolescencia, los amigos y amigas vienen de alguna forma dados, suelen ser vecinos, compañeros de clase, etc. Sin embargo, a partir de la adolescencia se empiezan a formar otras relaciones, y surgen conflictos que los propios adolescentes tienen que resolver, porque sienten que ya no tienen que contar con el padre o la madre (salvo que les pase algo grave, por supuesto). Suele ser un momento complicado.

Cómo ayudar a los hijos e hijas en esta etapa

La adolescencia puede ser una etapa difícil para la familia, pero normalmente es una etapa que va a terminar pasando y dejando lugar a otra cosa. Se trata de estar, aguantando a veces ciertos desplantes que los y las adolescentes necesitan hacer, acompañándoles en los avatares que quieran compartir, etc.

¿Y cuándo no se logra ayudarles?

Para algunos adolescentes esta etapa es más complicada de lo normal, y tienen un sufrimiento psíquico importante. No siempre tiene que ser porque esté pasando algo muy grave. Puede ser simplemente porque se sientan sin recursos para transitar la adolescencia. Por lo comentado anteriormente, a veces es complicado para ellos y ellas dejarse ayudar por sus progenitores, puesto que esto les haría sentirse infantiles, por lo que puede ser necesaria una ayuda externa. El dolor mental de los y las adolescentes se puede expresar de diferentes formas, tanto hacia fuera (meterse en algunos líos, consumos, etc) como hacia dentro (no salir, quedarse tristes, autolesiones…). En estas situaciones puede merecer la pena consultar con algún profesional para poder acompañar tanto al adolescente como a la familia en esta etapa vitar. Para cualquier duda sobre este tema u otros, se pueden poner en contacto con María Bilbao Nogueira a través del teléfono 653 724 653, o a través de este formulario.

¿Cuánto dura una terapia?

Imagen de storyset en Freepik

Cuando una persona piensa en empezar un proceso terapéutico, ésta es una pregunta que se puede plantear. Es lógico pensar esto, porque una terapia requiere una inversión de tiempo y dinero (desgraciadamente la salud pública actual no cubre la necesidad de psicoterapia de la población). Sin embargo, no hay una respuesta fácil para la pregunta, porque depende de muchas cosas.

Los tiempos en terapia.

Vivimos en una sociedad marcada por el consumo, los objetivos, el capitalismo. En definitiva, vivimos en una sociedad en la que hay que producir. Por tanto, el tiempo utilizado en actividades de autoconocimiento o autocuidado se valora como no prioritario. Llevamos tanto tiempo funcionando así que sin darnos cuenta nosotros mismos muchas veces no priorizamos este tipo de actividades.

Los cambios en psicoterapia, en muchas ocasiones, se producen poco a poco. Cuando una persona acude a psicoterapia con algún tipo de dolor mental, lleva haciendo (o pensando) determinadas cuestiones de la misma manera durante quizá años. No es tan sencillo como decir «esto que estás haciendo no te sienta bien, hazlo de otra manera», o «no pienses eso, piensa esto otro». Este tipo de comentarios a veces ya nos los hacen la familia o los amigos. Si fuera únicamente una cuestión de fuerza de voluntad, nadie viviría la vida con sufrimiento psíquico. Los cambios profundos tienen que ver con una posibilidad de ir abriendo otras puertas en la mente a otros pensamientos que nos hagan sentirnos mejor, y que a veces, cuando sea necesario, abran la posibilidad a permitirse actuar de otra manera. Y esto no es rápido.

Proceso/s terapéutico/s.

Cuando alguien decide acudir a psicoterapia, normalmente el proceso empieza con una valoración. Las primeras entrevistas están dedicadas a conocer mejor a la persona, entender cómo ha sido su vida, cómo son sus sentimientos, sus pensamientos, etc. Tras estas entrevistas, normalmente se comparte aquellas cuestiones que se consideran importantes de cara al motivo de consulta, y se hace una propuesta de psicoterapia, con una serie de objetivos.

Lo que en muchas ocasiones hacemos los terapeutas, es ir revisando estos objetivos. Hay que darse unos meses, normalmente, antes de empezar a ver cambios. Y cuando se producen cambios, es recomendable asentarlos antes de terminar el proceso terapéutico, para que puedan ser cambios estables que perduren en el tiempo.

No obstante, a lo largo de la vida puede haber otros procesos terapéuticos. No es un fracaso tener que volver a pedir ayuda. La vida es compleja, y nos pone a veces en situaciones que no sentimos que tenemos los recursos para afrontarlas sin ayuda. No pasa nada por volver donde el mismo, u otro terapeuta.

¿Para ir a terapia hay que estar muy mal?

No es necesario tener una cantidad de sufrimiento insoportable para acudir a psicoterapia. Hay ocasiones en las que se decide acudir a psicoterapia para conocerse mejor, reflexionar sobre algún tema que nos preocupa, etc.

Para cualquier duda sobre esta cuestión, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través de este formulario de contacto, o en el teléfono 653 724 653.

Ansiedad y/o angustia

Imagen de Freepik

Ahora que volvemos de las vacaciones, toca hablar del síndrome postvacacional. Es un término que se ha puesto de moda, y que recoge cierta sintomatología que muchas personas podemos sentir al volver a la vida diaria tras un largo descanso. No obstante, para otras personas, la vuelta al trabajo genera mucho sufrimiento por malestares más profundos que volver al trabajo.

Diferencias entre ambas

En ocasiones, se puede sufrir ansiedad y/o angustia. Estos dos términos son usados a veces de forma intercambiable, pero no quieren decir lo mismo. La ansiedad es la respuesta ante una situación de emergencia presente o futura, por tanto, es una respuesta adaptativa, que nos prepara para la acción o para la huida. Cuando en realidad no hay esa situación de emergencia pero sentimos ansiedad, esta ansiedad no sería adaptativa. La angustia consiste en las manifestaciones fisiológicas de la ansiedad.

Síntomas físicos y ataques de pánico

Palpitaciones

Temblores

Sensación de necesidad de orinar

Dificultades respiratorias

Sensación de diarrea

Todos o algunos de estos síntomas pueden aparecer en lo que conocemos como crisis de ansiedad o ataque de pánico. Algunas personas en consulta se sorprenden de haber sufrido algún ataque de pánico en momentos de calma (muchas veces relajados en la cama o en el sofá de casa). Esto es algo habitual y normal. No obstante, aquellas personas que han tenido alguna vez un ataque de pánico, saben que la sensación es terrible porque se puede llegar a confundir con un ataque cardíaco, con todo el miedo correspondiente. Tras un ataque de ansiedad, normalmente las personas se quedan muy cansadas, y a veces con frío. En consulta vemos como en no pocas ocasiones, el tener un ataque de pánico suele ir unido a una época de gran ansiedad.

Causas

Cuando es inicia un proceso terapéutico, suele ser necesario intentar encontrar cuáles son las causas de la ansiedad. Es importante entender que la mayoría de las veces no hay una única causa, sino que suele haber una acumulación de motivos por los cuales las personas sufren de ansiedad. A veces hay personas que acuden a terapia con una idea clara de qué les produce la ansiedad, y suelen estar en lo cierto, aunque hay que ver si quizá hay otras cuestiones que puedan estar influyendo. En otras ocasiones las personas no son conscientes de los motivos, y se hace necesario revisar qué está pasando.

Para cualquier información sobre este tema, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira a través de este formulario o del teléfono 653.724.653