Adolescencia actual

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«Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen en pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos». Esta frase podría representar las quejas de muchos adultos sobre los y las adolescentes actuales. Sin embargo, algunas fuentes se la atribuyen a Sócrates (470 a.C – 399 a.C). Si bien no está muy claro si es cierto o no que Sócrates planteaba esto, lo cierto es que siempre ha habido y habrá quejas sobre los y las adolescentes. Indudablemente las adolescencias van tomando diferentes formas en función de la época en la que se dan, pero hay cuestiones que son comunes a esta etapa vital, y que se repiten en la historia.

Retos de los y las adolescentes

  • Construir una identidad propia. Cuando somos pequeños, durante un tiempo, puede que queramos ser como nuestros padres. Sin embargo, en la entrada de la adolescencia, se empieza a querer encontrar un camino propio. Y en muchas ocasiones los menores intentan buscar modelos lo más alejados posibles de los de sus padres. Es este un proceso en el que hay diferentes etapas, que los adultos a veces observamos con sorpresa. Pasan de unos estilos a otros rápidamente (estética, música, compañías, etc). Necesitan probar y sentirse miembros de algo que sea diferente a lo que tenían en casa, porque realmente todavía no saben qué y cómo quieren ser.
  • Construir una relación con los padres diferente a la que tenían. En la adolescencia suele haber un momento en el que se pasa de ver a la madre o padre como perfectos… a verles como humanos. Se empieza a ver en ellos defectos que antes no se veían. A veces necesitan separarse de sus padres, tomar distancia. No obstante, se hace difícil para padres y madres encontrar la distancia adecuada. Si se les deja muy a su aire, se quejan de que no se les hace caso; si se está muy encima de ellos, se quejan de que somos pesados. Por detrás de todo esto están las dos partes de los adolescentes que están luchando entre sí, los deseos infantiles y los deseos de empezar a ser adulto.
  • Adaptarse a los cambios corporales: Por si todo lo anterior no fuera poco, en la adolescencia se producen una serie de cambios corporales que dejan a los y las adolescentes muy perdidos. Ya nada es como antes. El cuerpo cambia, produce cosas que antes no tenía (granos, menstruación, crecimiento, erecciones), y a veces se vive como algo incontrolable. No es de extrañar que algunos adolescentes intenten taparlo a toda costa, poniéndose las sudaderas más grandes que encuentren.
  • Crear una red social propia, y gestionar los conflictos que puedan surgir. Hasta la adolescencia, los amigos y amigas vienen de alguna forma dados, suelen ser vecinos, compañeros de clase, etc. Sin embargo, a partir de la adolescencia se empiezan a formar otras relaciones, y surgen conflictos que los propios adolescentes tienen que resolver, porque sienten que ya no tienen que contar con el padre o la madre (salvo que les pase algo grave, por supuesto). Suele ser un momento complicado.

Cómo ayudar a los hijos e hijas en esta etapa

La adolescencia puede ser una etapa difícil para la familia, pero normalmente es una etapa que va a terminar pasando y dejando lugar a otra cosa. Se trata de estar, aguantando a veces ciertos desplantes que los y las adolescentes necesitan hacer, acompañándoles en los avatares que quieran compartir, etc.

¿Y cuándo no se logra ayudarles?

Para algunos adolescentes esta etapa es más complicada de lo normal, y tienen un sufrimiento psíquico importante. No siempre tiene que ser porque esté pasando algo muy grave. Puede ser simplemente porque se sientan sin recursos para transitar la adolescencia. Por lo comentado anteriormente, a veces es complicado para ellos y ellas dejarse ayudar por sus progenitores, puesto que esto les haría sentirse infantiles, por lo que puede ser necesaria una ayuda externa. El dolor mental de los y las adolescentes se puede expresar de diferentes formas, tanto hacia fuera (meterse en algunos líos, consumos, etc) como hacia dentro (no salir, quedarse tristes, autolesiones…). En estas situaciones puede merecer la pena consultar con algún profesional para poder acompañar tanto al adolescente como a la familia en esta etapa vitar. Para cualquier duda sobre este tema u otros, se pueden poner en contacto con María Bilbao Nogueira a través del teléfono 653 724 653, o a través de este formulario.

¿Cuánto dura una terapia?

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Cuando una persona piensa en empezar un proceso terapéutico, ésta es una pregunta que se puede plantear. Es lógico pensar esto, porque una terapia requiere una inversión de tiempo y dinero (desgraciadamente la salud pública actual no cubre la necesidad de psicoterapia de la población). Sin embargo, no hay una respuesta fácil para la pregunta, porque depende de muchas cosas.

Los tiempos en terapia.

Vivimos en una sociedad marcada por el consumo, los objetivos, el capitalismo. En definitiva, vivimos en una sociedad en la que hay que producir. Por tanto, el tiempo utilizado en actividades de autoconocimiento o autocuidado se valora como no prioritario. Llevamos tanto tiempo funcionando así que sin darnos cuenta nosotros mismos muchas veces no priorizamos este tipo de actividades.

Los cambios en psicoterapia, en muchas ocasiones, se producen poco a poco. Cuando una persona acude a psicoterapia con algún tipo de dolor mental, lleva haciendo (o pensando) determinadas cuestiones de la misma manera durante quizá años. No es tan sencillo como decir «esto que estás haciendo no te sienta bien, hazlo de otra manera», o «no pienses eso, piensa esto otro». Este tipo de comentarios a veces ya nos los hacen la familia o los amigos. Si fuera únicamente una cuestión de fuerza de voluntad, nadie viviría la vida con sufrimiento psíquico. Los cambios profundos tienen que ver con una posibilidad de ir abriendo otras puertas en la mente a otros pensamientos que nos hagan sentirnos mejor, y que a veces, cuando sea necesario, abran la posibilidad a permitirse actuar de otra manera. Y esto no es rápido.

Proceso/s terapéutico/s.

Cuando alguien decide acudir a psicoterapia, normalmente el proceso empieza con una valoración. Las primeras entrevistas están dedicadas a conocer mejor a la persona, entender cómo ha sido su vida, cómo son sus sentimientos, sus pensamientos, etc. Tras estas entrevistas, normalmente se comparte aquellas cuestiones que se consideran importantes de cara al motivo de consulta, y se hace una propuesta de psicoterapia, con una serie de objetivos.

Lo que en muchas ocasiones hacemos los terapeutas, es ir revisando estos objetivos. Hay que darse unos meses, normalmente, antes de empezar a ver cambios. Y cuando se producen cambios, es recomendable asentarlos antes de terminar el proceso terapéutico, para que puedan ser cambios estables que perduren en el tiempo.

No obstante, a lo largo de la vida puede haber otros procesos terapéuticos. No es un fracaso tener que volver a pedir ayuda. La vida es compleja, y nos pone a veces en situaciones que no sentimos que tenemos los recursos para afrontarlas sin ayuda. No pasa nada por volver donde el mismo, u otro terapeuta.

¿Para ir a terapia hay que estar muy mal?

No es necesario tener una cantidad de sufrimiento insoportable para acudir a psicoterapia. Hay ocasiones en las que se decide acudir a psicoterapia para conocerse mejor, reflexionar sobre algún tema que nos preocupa, etc.

Para cualquier duda sobre esta cuestión, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través de este formulario de contacto, o en el teléfono 653 724 653.

Ansiedad y/o angustia

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Ahora que volvemos de las vacaciones, toca hablar del síndrome postvacacional. Es un término que se ha puesto de moda, y que recoge cierta sintomatología que muchas personas podemos sentir al volver a la vida diaria tras un largo descanso. No obstante, para otras personas, la vuelta al trabajo genera mucho sufrimiento por malestares más profundos que volver al trabajo.

Diferencias entre ambas

En ocasiones, se puede sufrir ansiedad y/o angustia. Estos dos términos son usados a veces de forma intercambiable, pero no quieren decir lo mismo. La ansiedad es la respuesta ante una situación de emergencia presente o futura, por tanto, es una respuesta adaptativa, que nos prepara para la acción o para la huida. Cuando en realidad no hay esa situación de emergencia pero sentimos ansiedad, esta ansiedad no sería adaptativa. La angustia consiste en las manifestaciones fisiológicas de la ansiedad.

Síntomas físicos y ataques de pánico

Palpitaciones

Temblores

Sensación de necesidad de orinar

Dificultades respiratorias

Sensación de diarrea

Todos o algunos de estos síntomas pueden aparecer en lo que conocemos como crisis de ansiedad o ataque de pánico. Algunas personas en consulta se sorprenden de haber sufrido algún ataque de pánico en momentos de calma (muchas veces relajados en la cama o en el sofá de casa). Esto es algo habitual y normal. No obstante, aquellas personas que han tenido alguna vez un ataque de pánico, saben que la sensación es terrible porque se puede llegar a confundir con un ataque cardíaco, con todo el miedo correspondiente. Tras un ataque de ansiedad, normalmente las personas se quedan muy cansadas, y a veces con frío. En consulta vemos como en no pocas ocasiones, el tener un ataque de pánico suele ir unido a una época de gran ansiedad.

Causas

Cuando es inicia un proceso terapéutico, suele ser necesario intentar encontrar cuáles son las causas de la ansiedad. Es importante entender que la mayoría de las veces no hay una única causa, sino que suele haber una acumulación de motivos por los cuales las personas sufren de ansiedad. A veces hay personas que acuden a terapia con una idea clara de qué les produce la ansiedad, y suelen estar en lo cierto, aunque hay que ver si quizá hay otras cuestiones que puedan estar influyendo. En otras ocasiones las personas no son conscientes de los motivos, y se hace necesario revisar qué está pasando.

Para cualquier información sobre este tema, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira a través de este formulario o del teléfono 653.724.653

Intento de suicidio: Lo hace para llamar la atención

Intento de suicidio: Lo hace para llamar la atención

Estos días tras el fallecimiento de Veronica Forqué han estado llenos de minutos y líneas dedicadas a hablar del suicidio y de la salud mental, como puede ser este artículo. Si bien cada vez se habla con una mayor naturalidad de estos temas, todavía hay muchos prejuicios, así como desconocimiento.

Llamar la atención

En no pocas ocasiones escuchamos en la calle, o en la consulta, que alguna persona se ha hecho daño a sí misma para «llamar la atención». A veces, incluso los profesionales contribuímos a esto, distinguiendo los intentos de suicidio de los gestos autolíticos. Cierto es que no es lo mismo querer acabar con la propia vida que hacerse daño para intentar calmar el dolor mental. Sin embargo, detrás de acabar con la propia vida también se está intentando calmar el sufrimiento psíquico.

Las personas que hacen un intento de suicidio, o simplemente, se autoinfringen un daño físico importante, sí que están llamando nuestra atención: están «gritando» que necesitan ayuda. Y lo están gritando de una manera dañina para ellos y tambi´én dolorosa para aquellas personas que les quieren, pero lo hacen de la única manera que han podido. La idea de «llamar la atención» está equivocada y mezclada con una cierta idea de que no es importante, o no hay que tenerlo en cuenta. Y éste es el error. Cada persona pide ayuda como puede, y expresa su dolor como puede. Detrás de un intento de suicidio hay un dolor mental enorme, del que la persona no logra liberarse y no ve salida.

Salvando las distancias, esta frase de «lo hace para llamar la atención» se usa también a veces para referirse a por qué hacen algunas cosas los niños. Y también es un error quedarse en esa explicación. Si bien es cierto que niños y niñas a veces hacen cosas disruptivas para llamar nuestra atención, habría que mirar un poco más allá. ¿Quieren llamar nuestra atención porque no les hacemos caso? ¿Quieren llamar nuestra atención porque están sufriendo? ¿Igual se sienten perdidos?

La ayuda es necesaria

El suicidio es una solución terrible que muchas personas encuentran como única salida a un sufrimiento mental también terrible. Y este sistema en el que estamos inmersos se echa las manos a la cabeza y corren ríos de tinta hablando de lo triste que ha sido este fallecimiento; pero al mismo tiempo, este mismo sistema nos exige ser súperhombres y súpermujeres: que podamos hacer de todo, siempre bien, estar estupendos, disfrutar, y no quejarnos. Algo está fallando. En cualquiera de los casos se hace necesario poner un poco de atención a la salud mental comunitaria, para que las personas que sufren puedan encontrar otra salida.

Para consultas sobre este tema u otros, pónganse en contacto a través de este formulario o en el teléfono 653.724.653, de la consulta de la psicólogo María Bilbao.

La importancia de madres y padres.

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Muchos de los psicoterapeutas que trabajamos con menores y/o adolescentes, solemos atender a su vez a los padres y a las madres. Esto tiene un por qué.

Fuentes de información.

Una de las razones fundamentales para trabajar con los progenitores de los pacientes a los que atendemos, es que padres y madres (u otras figuras de cuidado, cuando es el caso) son las personas principales en la vida de los niños y adolescentes. Son los que más conocen al menor que viene a la consulta. Por tanto, su opinión y su experiencia es de vital importancia para comprender la situación en su globalidad. Es complicado entender de una forma completa la situación de un menor solamente por lo acontecido en las sesiones con dicho menor.

Influencia directa.

Por otra parte, tanto las madres como los padres son importantes en el trabajo terapéutico realizado con la infancia por su influencia directa en los menores. ¿Por qué? Porque son humanos, y tienen sus propias dificultades.

Por ser padres no dejamos de ser quiénes éramos, y todo esto se pone en juego en la crianza. Cuando pensamos en tener hijos, muchas veces nos decimos a nosotros mismos: esto que hacían mis padres conmigo lo haré con mis hijos, porque creo que estaba bien; pero esto que hicieron conmigo no lo repetiré, porque creo que fue un error. A pesar de tener estos pensamientos, a veces acabamos haciendo justo lo que no queríamos hacer. Y si encima criamos a los hijos en pareja… hay que aunar ambos criterios.

En este artículo hablan de este tema, y proponen una técnica incluso para mejorar en estas situaciones. Técnicas aparte, se hace indispensable acompañar a padres y madres en el proceso de crianza de los hijos, puesto que a veces ellos tienen la clave de la situación. No se trataría de hacer una terapia individual con ellos, ni mucho menos, pero sí acompañarles para poder entender cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos más débiles a la hora de ejercer la parentalidad, y poder poner un poco de distancia, o al menos ver desde fuera, cómo a veces sus necesidades más infantiles entran en juego en la crianza de sus hijos.

Ser padre y madre es muy complicado, y cuando surgen dificultades con los hijos, también necesitan ser ayudados los progenitores, para acompañar mejor a los menores, para entenderse un poco mejor ellos mismos, y para que la familia al completo pueda beneficiarse de la terapia.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, pónganse en contacto a través del teléfono m´óvil 653.724.653, o a través de este formulario.

Adolescencia, pandemia y sufrimiento psíquico

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Estos días han aparecido en diferentes medios de comunicación algunas noticias (como ésta) informando de que actualmente el suicidio se ha erigido como la causa principal de muerte en la adolescencia, algo nunca sucedido antes. Al mismo tiempo, vemos y leemos a diario noticias sobre peleas entre adolescentes, con niveles de violencia muy altos. Deberíamos preguntarnos si hay relación entre ambas situaciones, marcadas por la violencia hacia uno mismo, o hacia los demás. Parece que sí que podrían estar relacionadas.

La pandemia ha afectado a toda la sociedad a nivel de salud mental. Pero cada persona puede exteriorizar el sufrimiento de formas diferentes.

¿Qué está sucediendo?

Los y las adolescentes han vivido el confinamiento estando en la época de la vida en la que generalmente, necesitan estar fuera de casa y socializar con sus iguales, porque lo que corresponde a su edad es poner distancia de sus padres. Sus relaciones sociales se vieron paralizadas, como las de todos, pero en un momento de la vida especialmente delicado. Si bien pasaban horas conectados a través de internet a sus amigos, ha sido muy complicado para ellos.

Al mismo tiempo, los adolescentes han sido y están siendo testigos de las dificultades económicas y laborales de sus progenitores. Esto no hace nada más que acrecentar el sufrimiento. Desde el punto de vista de los adultos, los y las adolescentes tienen toda la vida por delante, y es verdad. Pero justo en esos años de la vida es cuando nos planteamos nuestro futuro (“¿qué voy a estudiar?”, “¿encontraré trabajo?”, “¿me van a ir bien las cosas?”, “¿voy a lograr independizarme algún día?”). Las respuestas a estas preguntas siempre son complicadas cuando somos adolescentes, pero si además se le añade la situación socioeconómica actual derivada de la pandemia, lo que ocurre es que nos encontramos a muchos adolescentes con una sensación de no tener futuro.

¿Cómo manifiestan el sufrimiento?

Esta tristeza puede expresarse hacia dentro o hacia fuera. En consulta nos estamos encontrando con adolescentes bajos de ánimo, sin ganas de hacer nada, con dificultades a nivel escolar que antes no tenían, etc. Pero también nos encontramos con chavales y chavalas que para intentar aliviar un poco esa angustia están empleando mecanismos muy dañinos: se están empezando a hacer daño a sí mismos (autolesiones), o se están metiendo en peleas. Y en los casos más severos, está habiendo intentos de suicidio. Actualmente los servicios de salud mental públicos están saturados por la gran demanda general, pero en especial, las consultas de adolescentes.

Para cualquier consulta sobre este tema, pónganse en contacto a través de este formulario o a través del teléfono 653.724.653 con María Bilbao, psicólogo en Bilbao. Se pueden realizar sesiones presenciales, o también a través de videoconferencia.

Instagram y los menores

Instagram va a sacar a la luz una nueva versión para menores de 13 años. Según los responsables de dicha red social, se van a poner medidas para que no puedan entrar en contacto los mayores de edad con dichos menores. No obstante, hay otras cuestiones a tener en cuenta.

En esta noticia se ha colaborado con El Correo para explicar algunas cuestiones que habría que tomar en consideración a la hora de permitir que los menores de edad usen el Instagram.