Infancia y tiempo

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Vivimos en una sociedad donde parece que nadie tiene tiempo para hacer todas las cosas que hay que hacer. Esto es extensible a la infancia. Hace 30 o 40 años cuando niños y niñas salían de las escuelas la mayor parte de la tarde la pasaban en el barrio jugando o en casa. Había actividades extraescolares, pero no en la misma medida que actualmente.

En este artículo tan interesante hablan de este tema que es tan complejo para padres y madres.

Como aunar diferentes necesidades

Se sabe que actualmente el nivel de exigencia académico para los futuros jóvenes es mayor que hace unos años. Para aquell@s que quieren ir a la universidad se ha ido imponiendo la necesidad de entrar a la carrera ya con algún título de inglés. Esto hace que en muchas familias madres y padres tengan que tomar difíciles decisiones acerca de las extrascolares más convenientes para los menores (idiomas, deporte, algo artístico…)-

No cabe duda de que padres y madre intentan dar el mejor futuro posible a sus hij@s. Sin embargo, a veces esto pasa por que estos tengan la agenda llena al salir de clase. Se hace difícil poder hacer los deberes o los trabajos de clase cuando no se llega a casa hasta las 20:00 tras una larga jornada lectiva y de extraescolares.

Necesidad de aburrirse y jugar

Además del cansancio que tiene la infancia por estar largas jornada, habría que tener en cuenta que niños y niñas necesitan aburrirse. Tan sólo desde el aburrimiento pueden darse los procesos mentales necesarios que les ayudan a poder pensar por sí mismos, y crear. Así mismo, cuando la agenda está llena suele suceder que los y las menores no pueden tolerar el vacío, por lo que cualquier desajuste es vivido con una enorme frustración.

Desde un funcionamiento donde todo está organizado y pautado no se pueden dar las circunstancias necesarias para que los y las menores puedan pensar, crear, imaginar y jugar. El juego libre, no estructurado, es terriblemente necesario para favorecer la inteligencia. A veces pensamos que les ayudamos poniéndoles muchas actividades, cuando quizá lográsemos lo mismo dejándoles jugar y compartiendo espacio con otros menores, así como con nosotros. La mejor manera de aprender es desde el placer compartido.

Para cualquier duda sobre este u otros temas no duden en ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira (psicólogo en Bilbao) a través de este formulario o del teléfono 653 724 653

Madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s

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Que madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s es algo que está claro. Incluso cuando a veces se equivocan, el objetivo siempre es que a sus hij@s les vaya bien en la vida. Sin embargo, a veces es importante poder separar nuestro deseo del deseo de los y las menores. En este precioso cortometraje nos muestran una bonita historia de padre e hijo donde la rutina y las obligaciones hacen que ambos entristezcan, hasta que el padre puede escuchar el deseo de su hijo.

La infancia del padre o madre

Cuando una persona está pensando en tener hijos, aparecen muchas fantasías acerca de este tema: ¿Cómo será? ¿A quién se parecerá? ¿Lo sabré hacer bien? Entre estas fantasías siempre surge la infancia propia del adulto: «mi madre hacía esto así y me parece que fue bueno para mí», «yo no pude estudiar porque me tocó trabajar, así que si tengo hijos, estos estudiarán», «jamás gritaré, como hacía mi padre» y un largo etcétera de recuerdos que provocan una serie de deseos a la hora de enfrentarse a la paternidad o maternidad.

En el fondo siempre hay un temor a meter la pata, a hacer sufrir a los hij@s. Lo que está detrás de todo esto es el deseo de ser buen padre o madre.

Si la maternidad o paternidad se realiza en pareja, hay que aunar, además, los deseos y miedos de ambas partes.

Acompañar a los y las menores

Los y las menores van creciendo, y si todo va bien, tienen deseos y funcionamientos propios. Esto, a veces, genera malestar. No estamos hablando solamente de que no quieran estudiar magisterio como el padre o medicina como la madre, sino de cosas más sutiles que hacen enfrentarse a padres y madres, nuevamente, con su infancia. Puede resultar que la manera de enfadarse de la hija nos recuerda al padre que tanto nos hizo sufrir de pequeños; o que no le guste dibujar, algo que siempre quisimos transmitirle.

A lo largo del crecimiento a veces se pueden dar malestares tanto en los y las menores como en los adultos relacionados con este tipo de cuestiones. Se hace necesario acompañarles en su idiosincrasia, pero para esto hay que poder tener identificados aquellos elementos propios, familiares, deseos, fantasías, miedos… que permitan dejar crecer y acompañar a los menores sin invadirles con todo esto.

Para cualquier duda relacionada con este tema u otros, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través del teléfono 653 724 653 o del formulario de contacto.

La importancia de madres y padres.

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Muchos de los psicoterapeutas que trabajamos con menores y/o adolescentes, solemos atender a su vez a los padres y a las madres. Esto tiene un por qué.

Fuentes de información.

Una de las razones fundamentales para trabajar con los progenitores de los pacientes a los que atendemos, es que padres y madres (u otras figuras de cuidado, cuando es el caso) son las personas principales en la vida de los niños y adolescentes. Son los que más conocen al menor que viene a la consulta. Por tanto, su opinión y su experiencia es de vital importancia para comprender la situación en su globalidad. Es complicado entender de una forma completa la situación de un menor solamente por lo acontecido en las sesiones con dicho menor.

Influencia directa.

Por otra parte, tanto las madres como los padres son importantes en el trabajo terapéutico realizado con la infancia por su influencia directa en los menores. ¿Por qué? Porque son humanos, y tienen sus propias dificultades.

Por ser padres no dejamos de ser quiénes éramos, y todo esto se pone en juego en la crianza. Cuando pensamos en tener hijos, muchas veces nos decimos a nosotros mismos: esto que hacían mis padres conmigo lo haré con mis hijos, porque creo que estaba bien; pero esto que hicieron conmigo no lo repetiré, porque creo que fue un error. A pesar de tener estos pensamientos, a veces acabamos haciendo justo lo que no queríamos hacer. Y si encima criamos a los hijos en pareja… hay que aunar ambos criterios.

En este artículo hablan de este tema, y proponen una técnica incluso para mejorar en estas situaciones. Técnicas aparte, se hace indispensable acompañar a padres y madres en el proceso de crianza de los hijos, puesto que a veces ellos tienen la clave de la situación. No se trataría de hacer una terapia individual con ellos, ni mucho menos, pero sí acompañarles para poder entender cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos más débiles a la hora de ejercer la parentalidad, y poder poner un poco de distancia, o al menos ver desde fuera, cómo a veces sus necesidades más infantiles entran en juego en la crianza de sus hijos.

Ser padre y madre es muy complicado, y cuando surgen dificultades con los hijos, también necesitan ser ayudados los progenitores, para acompañar mejor a los menores, para entenderse un poco mejor ellos mismos, y para que la familia al completo pueda beneficiarse de la terapia.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, pónganse en contacto a través del teléfono m´óvil 653.724.653, o a través de este formulario.

Padres y madres

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Tal y como nos comentan en esta noticia, ser padre  y madre no es tarea fácil.

Algo que muchas veces no tenemos en cuenta  es que por ser padres no dejamos de ser hijos. ¿Esto qué quiere decir? Que nuestras cuestiones de la infancia resueltas, y sin resolver, se ponen en juego a la hora de tener un hijo.

El pasado está presente

Ya incluso antes de ser padres y madres, en el momento de empezar a concebir la idea de tener hijos, todo esto está presente. Nos enfrentamos a todo aquello que queremos hacer como lo hicieron nuestros progenitores. Y a la vez con todo aquello que no queremos hacer igual. Sin embargo, en muchas ocasiones, nos encontramos haciendo justo lo contrario a lo que habíamos deseado.

No hay un manual de instrucciones para ser buenos padres. No obstante, sí que hay algunas cosas que habría que intentar tener en cuenta para ayudar a los hijos a crecer de la mejor manera posible. Hoy vamos a hablar de una de ellas:

En esta noticia mencionan que es importante no juzgar a nuestros hijos. Si bien lo que se plantea es no intentar que hagan las cosas tal y como nosotros queremos o esperamos… sí que es importante hacer de guía para ellos. Los niños, especialmente los más pequeños, no saben cómo funciona el mundo.

Sí es necesario acompañar

Cuando un bebé nace, al principio es un cúmulo de sensaciones corporales. Dichas sensaciones son desconocidas para el bebé. Es gracias a la labor de las figuras de cuidado, que van poniendo palabras a aquello que el bebé siente. Gracias a esto empieza a discernir unas cosas de otras. Cuando un padre o madre intenta adivinar lo que le pasa a su bebe cuando llora, aunque no acierte, el mero hecho de poner palabras a lo que supone que le pasa (dolor de tripa, por ejemplo), ayuda a ir configurando la idea del propio cuerpo. Lo mismo pasa con el mundo externo. Los papás y mamás van dando forma a lo que el niño o niña ve en la realidad.

En este sentido, así como transmitimos a nuestros hijos el funcionamiento de sus cuerpos y el funcionamiento de la realidad externa… debemos transmitir las cuestiones sociales.

No se trata en ningún caso, efectivamente, de que los hijos hagan exactamente lo que nosotros queremos. Pero si cuando son pequeños no transmitimos unas ideas de lo que se puede y no se puede hacer… estarán muy perdidos. Debemos ser el sostén y la guía de los hijos. Tan solo de esta manera, cuando lleguen a la adolescencia, y deban replantearse todo lo que sienten y piensan…. tendrán algo a lo que agarrarse, y posteriormente, tomar sus propias decisiones. Decisiones, que efectivamente, no tienen por qué ser las que a nosotros nos hubiera gustado.

Para cualquier información relacionada con este u otros temas no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao

Fuente: elpais.com

Qué es la enuresis

Qué es la enuresis
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La enuresis es el orinarse sin poder avisar de las ganas o ir al WC antes. Muchos padres y madres consultan por esta dificultad en sus hijos.

Hay diferentes tipos de enuresis. Habría que diferenciar entre la enuresis primaria, que es cuando no se ha llegado a controlar los esfínteres más allá de los 5-6 años. Por otro lado encontramos la enuresis secundaria. En este caso sí que ha habido un control de esfínteres anterior. Así mismo habría que diferenciar entre enuresis diurna y nocturna. En general la enuresis suele darse más en varones.

Causas de la enuresis

Cuando un niño o niña presenta enuresis, lo primero  a realizar sería consultar con el pediatra. Siempre hay que descartar cualquier causa fisiológica que lo justifique. De no haber causas médicas evidentes… podemos suponer que tiene que ver con algún componente emocional.

En este sentido, suele haber diferentes causas, que se entremezclan unas con otras. Los niños y niñas, a pesar de la vergüenza, sienten un placer en la sensación de estar mojados. Así mismo, hay un beneficio secundario en muchas ocasiones. Y es que son los papás y las mamás los que van a cuidarle cuando se ha hecho pis. En los casos de enuresis secundaria, a veces ha habido algún hecho que ha provocado esta especie de regresión. Todos, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, volvemos a respuestas que nos han servido en otras ocasiones. Los niños y niñas, cuando se enfrentan a algo que sienten que supera sus capacidades… a veces retornan a estadios anteriores del crecimiento. En estos casos la dificultad puede ser pasajera. Así mismo, y en este sentido también, a veces la enuresis tiene que ver con una sutil resistencia a hacerse mayores.

A lo largo de la historia ha habido numerosos intentos de solución de estas situaciones. El famoso pipi-stop es uno de ellos.

Ante una situación de enuresis, es necesario hacer una evaluación, para poder entender, en cada caso, las razones de este síntoma. Y en función de cuáles sean sus causas, elegir la manera más adecuada de abordarlo.

Para mayor información, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Exceso de actividades extraescolares

Exceso de actividades extraescolares
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Tal y como nos muestran en este interesante artículo, en la actualidad niños y niñas tienen un exceso de actividades extraescolares. Indudablemente esto está influido por las necesidades de padres y madres. Muchas veces tienen que trabajar ambos a jornada completa. Las actividades extraescolares serían un recurso para poder aunar los horarios de toda la familia.

El exceso de actividades extraescolares o la necesidad de los padres

Sin embargo, los niños y niñas necesitan descansar cuando salen de la escuela. Imaginémonos por un momento que después de acabar nuestra jornada laboral, tuviéramos que volver a hacer lo mismo. Esta vez en otro sitio, con otras personas, y hasta la hora de cenar. Sería agotador. Esto mismo les pasa a muchos niños y niñas cada día.

El jugar como parte fundamental del desarrollo

Además del agotamiento físico al que están sometidos muchos niños, hay que tener en cuenta qué es lo más conveniente para su psiquismo a esta edad. Cuando somos niños, necesitamos jugar. Niños y niñas necesitan jugar. Pero no es que lo necesiten porque como son niños esto es algo que les gusta hacer (que también)… Sino que lo necesitan para poder desarrollar todas las funciones mentales. El juego es la manera en la que los niños elaboran y metabolizan su vida. Representan, en el juego, y solucionan, aquellas cuestiones que les tienen preocupados. Vemos como por tanto, no es que necesiten jugar por placer, sino que a estas edades realmente lo necesitan. Y esto es igual de importante que los estudios. Sin posibilidad de juego… las capacidades para estudiar estarán bloqueadas.

La sobreestimulación

Por otro lado tanto exceso de actividad tiene a los niños terriblemente estimulados. Y luego nos sorprende que acaben diagnosticados de hiperactividad. Es que realmente están hiperactivos, tienen un exceso de actividad. Ya hemos comentado en otras ocasiones que niños y niñas necesitan aburrirse. Tan sólo desde el aburrimiento, desde el vacío, se genera la creatividad.

Indudablemente las actividades extraescolares se pautan con el deseo de que a los niños les vaya mejor en los estudios y en la vida. No obstante, habría que intentar llegar a un equilibrio, para que no terminen siendo contraproducentes.

Para mayor información pueden contactar a través de este Formulario, en la web de María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: psicocode.com

La tolerancia a la frustración

la tolerancia a la frustración
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La tolerancia a la frustración es un término que lleva tiempo en uso. Pero… ¿en qué consiste realmente? ¿cómo se logra? ¿por qué hay tantos niños que tienen dificultades con este tema?

¿Que es la tolerancia a la frustración?

La tolerancia a la frustración viene a ser la capacidad de asumir que no se puede tener todo. Y además…  no se puede tener ya mismo. Y dicha tolerancia se va logrando a lo largo de toda la vida. Evidentemente los seres humanos deseamos tener todo.  Y lo deseamos tener cuanto antes. Pero sí que habría diferencias individuales, en función de cómo se haya ido desarrollando esta capacidad de renuncia.

Cuando los bebés son pequeños,  hay una unión enorme entre ellos y la figura de cuidados. Cuantas amatxus se pasan las primeras semanas sin casi tiempo para sus cosas porque están atendiendo todas las necesidades de su bebé. Esto es así y debe ser así. Los seres humanos somos los animales que nacemos más dependientes del medio.  Además esta situación de dependencia dura más en el tiempo que en otros animales. No obstante, poquito a poco, va habiendo pequeñas situaciones en las que la mamá, o la figura cuidadora, no puede satisfacer rápidamente. A veces no se puede dar el pecho justo en ese momento. O se tarda un ratito en preparar el biberón…

Sentimiento de culpa

Estas pequeñas situaciones cotidianas tienen enormes consecuencias en el psiquismo de los bebés. Una de ellas sería poder ir interiorizando la capacidad de esperar. Más adelante esto se repetirá en otras cuestiones. No poder ir a jugar al parque porque llueve. No poder usar la videoconsola porque hay que hacer deberes… Normalmente el sentido común es el que marca los ritmos necesarios. Pero a veces hay sentimientos de culpa en los padres y madres cuando tienen que frustrar a los pequeños.

De esta manera los niños y niñas desarrollan algo básico, que es la tolerancia a la frustración. No podemos esperar que los niños comprendan esto racionalmente. Y por tanto, cuando se sienten frustrados, se quejarán, llorarán y patalearán.

Sin embargo, en algunas ocasiones esta capacidad no está bien instaurada. Cuando esto sucede no logran calmarse después de la queja inicial. En estos casos podría ser necesario consultar. Para más información pueden ponerse en contacto a través del Formulario de contacto. María Bilbao, tenemos nuestra consulta de psicólogos en Bilbao.

Fuente: elmundo.es

Padres y madres sobreexigidos

Padres y madres sobreexigidos
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Muchos padres y madres se sienten sobreexigidos.  Hoy en día hay muchos niños y niñas que llevan deberes a casa para realizar con sus aitas. Estas situaciones quizá tengan que ver con fomentar la colaboración entre el hogar y la escuela. Sin embargo, acaban produciendo todo lo contrario. Este tipo de situaciones, si se producen en exceso, terminan por producir una sensación de hastío. Además los aitas y amas muchas veces no tienen las capacidades o el nivel de conocimientos para poder echarles una mano a los niños. No es tan sencillo. No se puede saber de todo.

Vivimos en una época social en la cual todo debe ser perfecto. La felicidad debe imperar. Padres y madres deben hacer de todo, y hacerlo bien, en tan sólo las 24 horas que tiene el día.

Tareas extraescolares

Es importante que en el hogar se valore, y se apoye lo propuesto desde la escuela. De hecho es muy importante para los niños y niñas sentir que los padres valoran el colegio.De hecho sería muy favorecedor que los aitas y las amas pudieran fomentar la lectura, la creatividad, etc. Sin embargo a veces se encuentran con una imposibilidad de hacer tal cosa dado que el listado de deberes es eterno. Esto se une a algo comentado en otras ocasiones, y es la necesidad de que los niños y niñas hagan tareas extraescolares. A veces cuesta renunciar a algunas actividades, pero sería necesario para evitar esta saturación.

Mostrar la incapacidad

Es muy importante poder mostrar las propias incapacidades, así como las renuncias, a los hijos. Cuando se intenta llegar a todo, se va introduciendo la idea en ellos de que todo es posible. Y esto genera frustración. Evidentemente, a veces el sistema educativo no ayuda. No obstante, sí que es útil ser honestos y ser modelos de tolerar las frustraciones y las dificultades propias. Tan sólo de esta manera los niños y niñas lo podrán hacer con las suyas.

Fuente: elpais.com

Hiperactividad y la autoestima

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El diagnóstico de hiperactividad y la autoestima están directamente relacionadas, afectando esta directamente a la autoestima. La hiperactividad debería ser entendida como un síntoma de que algo está pasando. Es uno de los muchos recursos que tiene el psiquismo de intentar sacar fuera el sufrimiento. De hecho está muy relacionada, de base, con los movimientos autocalmantes. Los bebés para calmarse a sí mismos se mueven; también lo hacen las personas que acaban de sufrir un traumatismo importante (una noticia terrible, etc). Todos tenemos incorporado que el no parar quietos, el movernos, es una manera de calmarnos.

Hiperactividad y la autoestima

En los niños y adolescentes diagnosticados de hiperactividad se produce un descenso de la autoestima. Esto no es de extrañar. Cuando se mira la hiperactividad como un trastorno en lugar de como un síntoma es lógico sentirse con las capacidades mermadas.

El diagnóstico de hiperatividad puede tranquilizar en un primer momento. Permitiría entender qué es lo que está pasando. De hecho, muchos padres y madres sienten una cierta calma después de un diagnóstico de este estilo. Sin embargo, cuando este diagnóstico se convierte en una explicación para todo… esto deja una sensación de impotencia. Es un diagnóstico invalidante, que no permite pensar. Todo lo que pase a partir de ahora sucede por tener hiperactividad.

Enfrentarnos a la hiperactividad

Cuando nos enfrentamos a la hiperactividad pensándola como la manera en la que esta persona está haciendo frente a otras cuestiones… se nos abren muchas puertas. Por poner un ejemplo, a veces los niños y niñas hiperactivos lo están por estar pasando una etapa de duelo. Es decir, que están tristes. Si a un niño triste le tratamos como un niño hiperactivo, poco hay que hacer. Es decir, si no logramos mirar más allá para poder entender qué es lo que está pasando, no llegaremos a la razón última de dicha hiperactividad. En estas condiciones, difícilmente podremos ayudar. Y lógicamente, la autoestima se verá muy mermada.

Fuente: fundacioncadah.org

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