Situación de emergencia sanitaria

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Siguiendo las recomendaciones sanitarias, se suspenden las terapias presenciales. No obstante, estaré disponible para realizar las sesiones por teléfono u online.

Tener cierta ansiedad es normal teniendo en cuenta las circunstancias que estamos viviendo estos días. Sin embargo, puede que haya algunas personas que se estén viendo superadas por esta situación y necesiten la ayuda de un especialista de forma excepcional.

No duden en contactar conmigo a través de mi teléfono 653.724.653 o a través del correo electrónico contacto@psicologomariabilbao.es

A veces no se puede con todo

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Ansiedad . Foto de Negocios creado por jcomp – www.freepik.es

A veces no se puede con todo, y necesitamos ayuda. Quizá estaría bien poder decir esta frase en alto. Actualmente vivimos en una sociedad en la que aparentemente deberíamos poder con todo, y no es así.

Sociedad actual

Se ha ido creando poco a poco la idea de que podemos ser casi superhéroes. Trabajar, hacer las tareas de la casa, criar de los hijos e hijas, disfrutar del tiempo libre haciendo un montón de actividades fascinantes y tener buena cara. Y sobre todo, hacer frente a las adversidades y aprender de ellas.

Pero la realidad de los seres humanos dista mucho de esta situación. Apenas llegamos a una pequeña parte de lo que nos proponemos. Y en muchas ocasiones hay personas que sufren de ansiedad por no llegar a hacer todo lo que sienten que deberían hacer. No obstante, todos vivimos con una cierta ansiedad diariamente. En algunas ocasiones hay que bajar el nivel de autoexigencia (que también está relacionada con la exigencia social, que cada uno la hacemos nuestra de una determinada manera).

Sin embargo, hay ocasiones en las que sentimos que no podemos con todo, y que necesitamos ayuda.

¿Cuándo acudir a consulta?

En general podríamos decir que si alguien tiene una sensación de estar mal desde hace un tiempo prolongado, podría ser conveniente consultar con un profesional. Por “estar mal” entenderíamos diferentes situaciones: tristeza de larga duración; miedos que entorpecen la vida; ansiedad excesiva (ataques de ansiedad) o prolongada; pensamientos que no logramos quitarnos de la cabeza por mucho que lo intentemos; sentimiento de no haber superado una pérdida; etc.

Por supuesto habría que explorar cada caso particular para saber si una ayuda psicoterapéutica sería beneficiosa, pero ante la duda es mejor hacer una consulta y valorar. Cuando se acude donde un profesional de la psicología, lo primero que hará será una valoración de la situación, y posteriormente una propuesta (o no, si no se cree conveniente) de tratamiento.

Se pueden poner en contacto a través de este formulario con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Qué decir en el duelo

Qué decir en el duelo

En esta noticia tan interesante, nos hablan de qué decir en el duelo. Tan importante como saber qué decir es saber qué no decir.

Sentimientos en el duelo

La persona que está en duelo tiene un sentimiento fundamentalmente de tristeza. No obstante, puede haber otros sentimientos a la vez: enfado, sensación de liberación, culpa… Todos estos sentimientos pueden estar a la vez o ir cambiando poco a poco. Kübler – Ross habló de las fases del duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación). Sin embargo, se puede sentir todo esto a la vez en un mismo día cuando se ha perdido a un ser querido.

Cuando alguien tiene una pérdida tan importante necesita sentir que se le acompaña. No es necesario decir nada. Las frases que muchas veces se usan para intentar consolar a la persona que está sufriendo no sirven. Posiblemente es más útil abrazar o intentar estar cerca físicamente de la persona a la que intentamos ayudar, que intentar decir algo que no tenga sentido.

El duelo es un proceso de adaptación a una pérdida. Consiste en un trabajo de poder ir dejando de invertir energía en aquello que hemos perdido, para poder invertir dicha energía, posteriormente, en otra cosa. Dicho trabajo lleva un tiempo.

El duelo en la sociedad actual

La sociedad en la que vivimos, que da tanta importancia a la felicidad, y a la rapidez, dificulta poder hacer dicho trabajo de duelo. Hay que reponerse rápidamente para seguir produciendo. Según muchos contratos tenemos tres días para reponernos antes de volver a trabajar cuando ha fallecido un familiar. En esos días no da tiempo ni a realizar muchas veces los trámites necesarios (organización de funeral, solicitud de ciertos documentos…). Por no hablar de reponerse emocionalmente. Hay una tendencia a que los rituales, así mismo, sean lo más rápidos y aséptico posibles. No queremos sentir nada y queremos que dicha situación pase cuanto antes. Aunque así lo logremos… el duelo llega después. Vivir el día a día con la pérdida.

A veces se confunde tener tristeza por estar en duelo con la necesidad de acudir al psicólogo por tener una depresión. Puede venir bien un espacio donde poder expresar y elaborar todas las emociones que aparecen en el duelo. Pero es normal sentirse triste.

Para cualquier duda sobre este tema pueden ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: elpais.com

Maternidad y paternidad

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El ejercicio de la maternidad y la paternidad, desgraciadamente, no viene con un manual de instrucciones. Muchas madres y padres a veces se ven desbordados ante la incertidumbre. ¿Qué tengo que hacer? ¿Estoy haciéndolo bien? ¿Le hago caso a mi madre en esto que me dice si mi amiga me está diciendo que haga lo contrario? En la era de la información y las redes sociales estas dudas de multiplican, porque hay una teoría diferente en cada página web.

Algunas cuestiones de la crianza

Una cuestión fundamental de la crianza es tener en cuenta que los niños y las niñas conocen el mundo a través de sus padres. No se pueden plantear otra realidad hasta muchos años más tarde. Esto quiere decir que cuando madres y padres, en ocasiones, hacen determinadas cosas pensando en que el niño o niña ya querrá cambiar en algún momento… esto no tiene por qué pasar.

Un ejemplo de esto podría ser el comienzo de andar de los niños. Son sus padres y madres los que en un momento determinado sueltan la mano al niño. Si no lo hacen ellos, el niño o niña no tiene por qué hacerlo. Tal vez cuando sea mayor y pueda darse cuenta de que todos sus amigos andan sin agarrarse a la mano de nadie… la criatura lo intente. Como este ejemplo sucede con muchos ejemplos del crecimiento. La retirada del pañal es otro ejemplo. Si los adultos no hacen intentos de retirar el pañal (por miedo, desconfianza o lo que fuera)… ¿por qué el niño o niña se lo va a quitar?

Niños y niñas construyen una idea del mundo en función de lo que se les transmite en casa. Sobre todo en los primeros años de vida. Ya vendrá otras edades en las que empiecen a cuestionar lo que pasa en casa. Primero diciendo que la profesora tiene razón en todo lo que dice, en la Primaria; y más adelante siguiendo las enseñanzas de algún youtuber de moda o a alguno de sus iguales, porque su padre o madre «no tiene ni idea», en la Secundaria.

Etapas

Tal y como se deduce del párrafo anterior, otro aspecto importante de la crianza es irse adaptando a las diferentes etapas de los hijos. Lo que nos sirve un tiempo nos deja de servir de repente. Y esto hace que nos sintamos perdidos.

A lo largo de toda la vida de hijos e hijas pueden surgir diferentes complicaciones. La mayoría de ellas se resolverán por sí mismas, o padres y madres lograrán reconducir la situación. En otras ocasiones, no obstante, puede ser necesario pedir ayuda externa.

Para cualquier duda en esta línea, pueden consultar a través del Formulario de contacto con María Bilbao, psicólogo infantil y de adolescentes en Bilbao.

Ocultar la depresión

Depresión. Foto de mujer creado por rawpixel.com – www.freepik.es

Ocultar la depresión, ¿un logro? ¿o una trampa?

En esta noticia tan interesante nos hablan de un fenómeno que suele verse en aquellas personas que sufren depresión. Muchas de estas personas sienten que deben ocultar su estado de ánimo. Algunos profesionales le han puesto nombre a dicho fenómeno, llamándole «depresión sonriente». Más allá de la terminología, es verdad que en consulta atendemos a personas que se han sentido mal durante mucho tiempo, y han necesitado ocultarlo.

¿Por qué ocultar la depresión?

Hay una frase que en ocasiones decimos de broma cuando alguien nos pregunta a ver qué tal estamos. «Bien, ¿o te cuento la verdad?». A pesar de que es una broma, dicha frase esconde una verdad. Y es que todos sentimos que molestamos a los demás cuando les contamos nuestros problemas. En parte tenemos razón en pensar eso, porque cuando tenemos la experiencia de que alguien nos cuente su sufrimiento… nos damos cuenta de lo difícil que es escucharlo.

Pero además muchas personas, por su rol profesional o personal, consideran que no se pueden permitir mostrar su tristeza. Especialmente si otras personas dependen de ellos. En la noticia plantean el caso tan terriblemente doloroso de las mamás con depresión postparto. Sienten que no pueden expresar lo que verdaderamente sienten porque nadie les va a entender. Razón no les falta ya que alrededor de la maternidad hay demasiada idealización y poca posibilidad de compartir las cuestiones más complejas.

¿Qué hacer si nos sentimos tristes?

Es importante poder distinguir la tristeza de la depresión. No es lo mismo. Tristes nos podemos sentir una temporada, un día, un rato… sin considerarse que estamos deprimidos. No obstante a veces se banaliza el concepto depresión cuando muchas personas que tan solo tienen un par de días de tristeza dicen que están deprimidos. Normalmente lo que distingue una cosa de la otra suele ser la intensidad de los síntomas, así como la duración de los mismos.

Los síntomas clásicos de la depresión serían la sensación de vacío, culpa, tristeza, así como la falta de interés y energía (hasta para los actos más cotidianos en el extremo). Normalmente la depresión tiene que ver con pérdidas de algún tipo: de personas, proyectos, amor propio…

Sería conveniente consultar ante estos síntomas, a fin de poder evaluar mejor la situación y decidir el apoyo más adecuado.

Para cualquier duda pónganse en contacto a través del teléfono o de este formulario, con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: elpais.com

 

 

Ansiedad y angustia

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Ansiedad y angustia son dos términos muy relacionados, pero que no quieren decir lo mismo. Cuando hablamos de ansiedad nos referimos a la respuesta ante una situación de emergencia actual o futura. Sentir ansiedad, por tanto, sería adaptativo, porque nos prepara para la acción. Sin embargo, se convierte en algo que no es adaptativo cuando en realidad no hay dicha emergencia. La angustia consiste en las manifestaciones fisiológicas de la ansiedad. Tal y como exponen en esta noticia, la ansiedad nos protege, salvo cuando no existe dicho peligro.

Los síntomas físicos de la ansiedad (sensación de angustia)

  • Palpitaciones en el corazón.
  • Sensación de necesidad de orinar.
  • Mareos y/o náuseas.
  • Sensación de tener diarrea.
  • Temblor.
  • Dificultad para respirar.

En ocasiones, todos o parte de estos síntomas aparecen en lo que conocemos como crisis de ansiedad o ataque de pánico. Normalmente las personas que acuden a consulta por haber tenido uno o más ataques de pánico se sorprenden de que tuvieron dicho ataque en un momento de calma. Esto es lo habitual. La sensación es terrible para los que lo han vivido. Hay dificulta para respirar, dolor en el pecho… por lo que normalmente la persona piensa que está teniendo un paro cardíaco. Así mismo suele ir acompañado del pensamiento de que la muerte es inminente. Normalmente suelen finalizar con una sensación de agotamiento y de frío. Algo relativamente habitual es que un ataque de pánico sea el inicio de una época de ansiedad constante.

Causas

Encontrar las causas de la ansiedad es algo importante en un posible tratamiento. Es importante entender que la causa de la ansiedad no suele ser única. Normalmente hay diferentes factores que influyen en su aparición. En ocasiones la persona que acude a consulta tiene una idea de qué puede estar provocando su ansiedad. No obstante, es posible que haya más causas además de la que la persona es consciente.

Para cualquier información sobre este tema, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: elmundo.es

 

 

Como ayudar en procesos de duelo

Foto de personas creado por bearfotos – www.freepik.es

Muchas veces nos preguntamos cómo ayudar a alguien en proceso de duelo. Esta es una pregunta interesante. ¿Es necesario un tratamiento específico?

La sociedad actual

La sociedad actual no permite estar triste. Tal y como nos recuerdan en esta noticia, si alguien se casa tiene 15 días de vacaciones. No obstante, tras un fallecimiento tan sólo nos corresponden tres. ¿Cómo es esto posible? Vivimos unos tiempos donde se nos permite disfrutar, todo debe ser placer y logro. Pero no podemos sufrir y dolernos, porque se paralizaría la producción. Seguramente haya algo de esto detrás, de lo que tiene que ver con la producción y la sociedad de consumo.

No obstante, el estar triste también tiene que ver con sentir que todo no se puede, que estamos condicionados. Y esto, precisamente en los tiempos que corren, no se tolera. La muerte nos recuerda que todo no es posible, que el placer es limitado. Los seres humanos necesitamos vivir sin pensar en la muerte constamente, o en las desgracias o posibles accidentes. Pero la muerte forma parte de la vida, y nos recuerda que hay límites.

Cómo ayudar

El proceso de duelo es un trabajo laborioso. Ya estemos hablando de duelo por fallecimiento o por cualquier tipo de pérdida. Como trabajo que es, requiere un tiempo. Y tal y como planteábamos, actualmente parece que no hay tiempo para esto. Por tanto, a veces se considera como patológica la tristeza propia del duelo.

Cualquier persona que haya sufrido una pérdida importante sabrá que no hay palabras de consuelo posibles. Lo que la persona que está en duelo necesita suele ser compañía y sensación de que el otro está disponible. Y el trabajo del duelo va a llevar un tiempo. Dicho trabajo consiste en poder ir desprendiendo la energía que teníamos puesta en lo que hemos perdido, y ponerla en otro lugar.

Efectivamente hay situaciones de duelo que pueden requerir ayuda terapéutica, porque no todas las pérdidas son iguales y no todas las personas tampoco. Pero hay que valorar cada situación en particular y no alarmarse porque tras una pérdida estemos tristes. ¿Cómo no estarlo?

Para cualquier duda relacionada con esta situación u otras, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: elmundo.es

 

Jóvenes, ansiedad y depresión

Photo de Negocios creado por katemangostar Adolescentes y jóvenes, ansiedad y depresión

Hay una tendencia a pensar que los jóvenes no pueden sufrir ni ansiedad ni depresión. En general todos idealizamos la adolescencia. Cierto es que es una época marcada por una sensación de libertad y de ser capaz de todo. Pero también es una edad de transición muy importante.

Tareas de la adolescencia

Los adolescentes tienen que hacer un gran duelo. Es el duelo que consiste en dejar atrás la infancia. Esto supone irse despidiendo de la sensación de estar protegido constantemente. A su vez, tienen que ir decidiendo, poco a poco, su futuro. Y todo esto lo tienen que hacer en una edad en la que su cuerpo está cambiando cada día. Es decir, con una sensación de no saber muy bien todavía quiénes son ni quiénes quieren ser. No es esta tarea fácil.

Cuándo pedir ayuda

En medio de este tránsito pueden aparecer sentimientos de ansiedad y tristeza. Esto es normal. Si echáramos la vista atrás y fuéramos honestos pensando en nuestras propias adolescencias… seguramente algo de esto recordaríamos. No es una época tan idílica. No obstante, hay ocasiones en las que esta ansiedad y/o esta tristeza son tan importantes que comprometen el desarrollo. Habría que pedir ayuda.

En esta noticia tan interesante nos plantean que tan solo la mitad de adolescentes y jóvenes que están sufriendo estos síntomas acuden al médico. Más allá de que el hecho de que el sistema esté saturado y la respuesta que muchas veces encuentran si van al médico de cabecera es tan solo medicamentosa… pero también hay un desconocimiento de cuándo pedir ayuda.

Los síntomas propios de la ansiedad serían: sensación de miedo, o inquietud; dificultades en la respiración; palpitaciones; mareos; temblores; ganas de vomitar; y diarrea o necesidad de orinar constante. Además, los propios de la depresión serían: sentimientos de vacío, tristeza, culpa; así como la falta de energía.

Cuando algunos de estos síntomas son sostenidos en el tiempo, merecería la pena consultar. Para cualquier duda relacionada con estos temas pónganse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

 

 

Sobrevivir a la adolescencia

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Sobrevivir a la adolescencia no es tarea fácil. Ni para los adolescentes propiamente dichos… ni para sus padres.

Madurez física

La adolescencia es una etapa de enormes retos. Supone adaptarse a los cambios fisiológicos. Estos cambios, de sobra conocidos por todos, provocan malestar en los adolescentes. El cuerpo se hace visible, empieza a cambiar, tiene formas. Y esto va acompañado de algunas expresiones corporales incotrolables. La menstruación, algunas erecciones, el acné… Los y las adolescentes tienen la sensación de que su cuerpo tiene vida propia, que escapa a su control.

La adaptación a tal situación puede tomar diferentes vías. Hay adolescentes que permanentemente tapan su cuerpo, poniéndose decenas de capas. Otros adolescentes optan por «trabajar el cuerpo» como una manera de controlarlo. Y en este deseo de control se enmarca también en algunas ocasiones las dificultades con la alimentación propias de la anorexia. El cuerpo, en esta época, se puede vivir como amigo o como enemigo. Normalmente hay un poco de todo a la vez, y la sensación de que el cuerpo les molesta cambia un poco en función del día. Esta sensación es conocida y relatada por muchos adolescentes, y por sus padres y madres que la sufren.

Identidad

Los adolescentes comienzan a sentir que sus padres ya no lo saben todo, y buscan nuevos modelos de identidad. Esto es de sobra conocido por todos. A veces hacen elecciones que no gustan a sus padres, las famosas «malas compañías». Sean buenas o malas compañías la razón siempre para elegirlas es la misma, tener un grupo de referencia propio. Todo debe ser lo más diferente al mundo adulto posible: las aficiones; el lenguaje propio; la música; los horarios (salen de noche)…

Sin embargo, algo que sorprende mucho a padres y madres es esta sensación de no saber cómo acertar con ellos. Es difícil acertar con la distancia. «Si le llamas porque le llamas, y si no le llamas porque no le llamas», dicen muchos padres. Cierto es que los adolescentes viven con una especie de fantasía / temor de que los demás les invaden y les leen el pensamiento. Se sienten transparentes a los demás, lo que tiene que ver con lo que planteábamos antes de la sensación de que su cuerpo va por libre. Pero a la vez… necesitan sentir esa seguridad, ese puerto al que acudir cuando las cosas les van realmente mal, que son sus padres. Por tanto… es complicado acertar con ellos.

Qué hacer con adolescentes en casa

Padres y madres tendrían que poder tolerar que sus hijos les vean un poco como invasores, porque esto permite a los adolescentes poder hacer su camino. Pero a la vez deberían poder estar ahí cuando se les necesita. No es tarea fácil esta. Pero no podemos olvidar que para los y las adolescentes tampoco es una tarea fácil. A veces deberíamos hacer un poco de memoria los adultos, para acordarnos de cómo nos sentíamos a esa edad: llenos de dudas, de temores hacia el futuro…

Para cualquier otra información sobre éste u otros temas, se pueden poner en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

 

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