Los niños y las niñas pueden sufrir. Hace décadas se consideraba que los más pequeños de la casa, por ser tan pequeños, no se enteraban de nada. Hoy en día padres y padres son conscientes de que esto no es así. No obstante, todavía asusta mucho pensar que puedan estar tristes.
Manifestaciones de la tristeza infantil
Además de lo que nos puede costar asumir que un niño o niña esté sufriendo, a veces resulta difícil darse cuenta de que esto esté sucediendo. La tristeza de los pequeños no se pone de manifiesto igual que en los adultos. Hay muchos niños que ni siquiera pueden expresar, ante una pregunta directa, que están tristes.
Algo que puede suceder, y que facilita bastante la identificación para los padres, es ver que el pequeño no tiene ganas de hacer nada. Sabemos que los niños son pura energía, y cuando vemos a algún niño o niña que nunca quiere hacer cosas…. podemos pensar que algo está sucediendo.
Pero las situaciónes más difíciles de reconocer son, curiosamente, las más habituales: niños y niñas muy enfadados, o demasiado alegres.
Enfado y tristeza son dos caras de la misma moneda. Y en no pocas ocasiones, detrás de un niño o niña que se enfada constantemente… hay tristeza. Si nos paramos a pensar todos tenemos experiencias en las que estamos muy enfadados, y detrás se oculta una tristeza por algo que nos está ocurriendo.
Así mismo, en otras ocasiones los pequeños de la casa se muestran alegres siempre, parece que nada les afecta. Son niños o niñas que ante situaciones de frustración pueden actuar como si nada les sucediera. Obviamente esto no es algo que los menores hagan conscientemente, sino que como todos los seres humanos, se defienden del dolor de la mejor manera que pueden.
Qué podemos hacer
Si sospechamos que nuestro hijo o hija está triste y que puede necesitar ayuda. lo mejor sería ponerse en contacto con un profesional. En la consulta se valorará qué es lo que puede estar sucediendo, y si es necesario apoyar al niño o niña (y en muchas ocasiones a padres y madres) a gestionar mejor dicha situación o la familia cuenta con recursos para gestionarlo por sí mismos.
Para cualquier duda sobre éste u otros temas, pónganse en contacto con María Bilbao, psicóloga en Bilbao.