La hiperactividad ha pasado a ser un tema recurrente en los tiempos que corren. Muchos padres se preguntan si sus hijos o hijas son hiperactivos. Hay mucha información contradictoria sobre la hiperactividad en medios de comunicación, foros de internet y páginas web.
Para saber un poco más sobre este tema adjunto el enlace a la sección de la web.
La hiperactividad y nuestra forma de vivir
Sin embargo, pocas veces se hace un análisis en el que se incluya al medio como hiperactivo. Si ponemos nuestra atención en cómo transcurren los acontecimientos en la actualidad, veremos que vivimos en un estado de cambio frenético. Tal y como nos muestran en este artículo, la instantaneidad y la rapidez dominan nuestra civilización.
Hoy en día, y desde un tiempo a esta parte, todo pasa rápidamente por nuestras manos. Se habla mucho de la celeridad del mundo virtual, donde internet se ha convertido en una respuesta inmediata a muchas cuestiones. No obstante, esta rapidez no solamente está presente en lo tecnológico.
El tiempo tiene que ver con la producción. Esta es la relación que domina nuestra civilización. Hay que hacer todo rápido, para poder hacer más cosas (producir). Comida rápida, gimnasios expres, zapping… No sin consecuencias. Cada vez hay más casos de problemas cardíacos, stress, ansiedad, angustia…
La necesidad de la pausa
No obstante, los seres humanos necesitamos otro ritmo para poder procesar lo vivido. Los tiempos internos deberían ser más largos. Todos hemos tenido la experiencia de desear algo, anhelarlo, fantasear con tenerlo, y lograr obtenerlo. En esos momentos de fantasear es cuando tenemos ideas, cuando pensamos, cuando analizamos la situación. Pero en los tiempos que corren (y corren mucho) no se logra tolerar ese vacío de no tener algo y tener que esperar para conseguirlo. Se pasa muchas veces rápidamente de desear a obtener. Y además estamos viviendo inundados por mensajes que nos dicen que deberíamos tener muchas cosas (no solamente objetos materiales), pero al instante siguiente deberíamos tener otras.
Esta manera de relacionarnos en el mundo, lógicamente, tiene consecuencias también en la crianza de los hijos. En este contexto parece difícil poder transmitirles a los niños y niñas lo necesario de la espera. Sin embargo… solamente cuando hay un vacío, cuando algo no se tiene, es cuando el ser humano crea, imagina y piensa.
Fuente: lavanguardia.com