Infancia y tristeza

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Es difícil para los adultos pensar que durante la infancia también pueda haber tristeza. Todos sabemos que a veces niños y niñas lloran por cuestiones cotidianas, pero nos cuesta más entender cómo es posible que l@s pequeñ@s de la casa puedan estar tristes de una forma más duradera, cuando deberían estar disfrutando del juego y de la ausencia de responsabilidades adultas. Hace años, en la pintura, se representaba a la infancia como adultos pequeños. Hoy en día esto ya no sucede. La infancia tiene entidad propia, existiendo incluso una Declaración de los derechos del niño desde el año 1959. Actualmente se tiene más en cuenta las necesidades de niños y niñas, si bien todavía cuesta pensar que puedan estar sufriendo cuando aparentemente no tienen problemáticas importantes.

Cómo se expresa la tristeza infantil

Durante la infancia la tristeza no se expresa igual que durante la vida adulta. Además, al igual que nos pasa a los adultos, pueden estar tristes sin saber que lo están.

Una de las maneras en las que se puede manifestar la tristeza en esta época, quizá la más fácil de reconocer, es cuando les vemos como apagados, con poca energía. Los niños y las niñas normalmente están llenos de energía, y cuando vemos que esto no es así, podemos preguntarnos qué está pasando.

Sin embargo, la mayor parte de las veces la tristeza infantil no se expresa así. En muchas ocasiones detrás de un peque enfadad@ puede haber tristeza. Tristeza y enfado son dos caras de la misma moneda, y seguramente todos hemos tenido momentos en los que estábamos sintiéndonos enfadados y en realidad era porque estábamos tristes.

En otras ocasiones, durante la infancia, la tristeza se intenta compensar, sin darse cuenta, con un exceso de energía. Esto también es posible que nos haya pasado a tod@s en algún momento. En vez de permitirnos parar y sentirnos tristes, no paramos y hacemos un montón de cosas.

Qué hacer si sospechamos que nuestro hijo o hija está triste

Si pensamos que nuestro hijo o hija está triste sería conveniente consultar con un profesional para que haga una valoración. De esta forma podremos intentar conocer mejor qué está pasando y cómo poder ayudarle de la mejor manera posible.

Para cualquier duda sobre éste u otros temas, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través de este formulario de contacto o del teléfono 653 724 653

Infancia y tiempo

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Vivimos en una sociedad donde parece que nadie tiene tiempo para hacer todas las cosas que hay que hacer. Esto es extensible a la infancia. Hace 30 o 40 años cuando niños y niñas salían de las escuelas la mayor parte de la tarde la pasaban en el barrio jugando o en casa. Había actividades extraescolares, pero no en la misma medida que actualmente.

En este artículo tan interesante hablan de este tema que es tan complejo para padres y madres.

Como aunar diferentes necesidades

Se sabe que actualmente el nivel de exigencia académico para los futuros jóvenes es mayor que hace unos años. Para aquell@s que quieren ir a la universidad se ha ido imponiendo la necesidad de entrar a la carrera ya con algún título de inglés. Esto hace que en muchas familias madres y padres tengan que tomar difíciles decisiones acerca de las extrascolares más convenientes para los menores (idiomas, deporte, algo artístico…)-

No cabe duda de que padres y madre intentan dar el mejor futuro posible a sus hij@s. Sin embargo, a veces esto pasa por que estos tengan la agenda llena al salir de clase. Se hace difícil poder hacer los deberes o los trabajos de clase cuando no se llega a casa hasta las 20:00 tras una larga jornada lectiva y de extraescolares.

Necesidad de aburrirse y jugar

Además del cansancio que tiene la infancia por estar largas jornada, habría que tener en cuenta que niños y niñas necesitan aburrirse. Tan sólo desde el aburrimiento pueden darse los procesos mentales necesarios que les ayudan a poder pensar por sí mismos, y crear. Así mismo, cuando la agenda está llena suele suceder que los y las menores no pueden tolerar el vacío, por lo que cualquier desajuste es vivido con una enorme frustración.

Desde un funcionamiento donde todo está organizado y pautado no se pueden dar las circunstancias necesarias para que los y las menores puedan pensar, crear, imaginar y jugar. El juego libre, no estructurado, es terriblemente necesario para favorecer la inteligencia. A veces pensamos que les ayudamos poniéndoles muchas actividades, cuando quizá lográsemos lo mismo dejándoles jugar y compartiendo espacio con otros menores, así como con nosotros. La mejor manera de aprender es desde el placer compartido.

Para cualquier duda sobre este u otros temas no duden en ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira (psicólogo en Bilbao) a través de este formulario o del teléfono 653 724 653

Madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s

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Que madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s es algo que está claro. Incluso cuando a veces se equivocan, el objetivo siempre es que a sus hij@s les vaya bien en la vida. Sin embargo, a veces es importante poder separar nuestro deseo del deseo de los y las menores. En este precioso cortometraje nos muestran una bonita historia de padre e hijo donde la rutina y las obligaciones hacen que ambos entristezcan, hasta que el padre puede escuchar el deseo de su hijo.

La infancia del padre o madre

Cuando una persona está pensando en tener hijos, aparecen muchas fantasías acerca de este tema: ¿Cómo será? ¿A quién se parecerá? ¿Lo sabré hacer bien? Entre estas fantasías siempre surge la infancia propia del adulto: «mi madre hacía esto así y me parece que fue bueno para mí», «yo no pude estudiar porque me tocó trabajar, así que si tengo hijos, estos estudiarán», «jamás gritaré, como hacía mi padre» y un largo etcétera de recuerdos que provocan una serie de deseos a la hora de enfrentarse a la paternidad o maternidad.

En el fondo siempre hay un temor a meter la pata, a hacer sufrir a los hij@s. Lo que está detrás de todo esto es el deseo de ser buen padre o madre.

Si la maternidad o paternidad se realiza en pareja, hay que aunar, además, los deseos y miedos de ambas partes.

Acompañar a los y las menores

Los y las menores van creciendo, y si todo va bien, tienen deseos y funcionamientos propios. Esto, a veces, genera malestar. No estamos hablando solamente de que no quieran estudiar magisterio como el padre o medicina como la madre, sino de cosas más sutiles que hacen enfrentarse a padres y madres, nuevamente, con su infancia. Puede resultar que la manera de enfadarse de la hija nos recuerda al padre que tanto nos hizo sufrir de pequeños; o que no le guste dibujar, algo que siempre quisimos transmitirle.

A lo largo del crecimiento a veces se pueden dar malestares tanto en los y las menores como en los adultos relacionados con este tipo de cuestiones. Se hace necesario acompañarles en su idiosincrasia, pero para esto hay que poder tener identificados aquellos elementos propios, familiares, deseos, fantasías, miedos… que permitan dejar crecer y acompañar a los menores sin invadirles con todo esto.

Para cualquier duda relacionada con este tema u otros, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través del teléfono 653 724 653 o del formulario de contacto.

Menores, dispositivos electrónicos y redes sociales

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Para la infancia actual, los dispositivos electrónicos son algo tan normal como para otra generación ha podido ser la televisión, formando parte de sus vidas desde el principio. Llama la atención cómo son capaces de manejar con total facilidad cualquier dispositivo, si se lo dejamos, desde edades muy tempranas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que gestos como cambiar de pantalla o pasar las fotografías de la galería son terriblemente intuitivos. Según numerosos estudios, no es recomendable el uso de pantallas por menores de 2 años.

Dispositivos electrónicos como cuidadores

Hay momentos en la crianza donde a los padres y madres no les da la vida, por lo que utilizar el recurso del móvil o la tablet para entretener a los menores mientras se hacen algunas tareas domésticas, por ejemplo, parece sencillo. De hecho es un recurso que suele funcionar, si le ponemos una tablet al peque de la casa con sus dibujos animados favoritos o videoclips con canciones que le gusten, se quedará muy tranquilo un rato, al menos en apariencia.

Cuando los niños y niñas son muy pequeños, si se les deja un dispositivo electrónico, lo que perciben son imágenes en movimiento y sonidos, que si bien les puede entretener, no comprenden. Estos videos preparados para edades tempranas están llenos de estímulos para sostener la atención de los menores. Sin embargo, están siendo bombardeados por estímulos que no logran comprender. Da seguridad a los adultos el ver que se quedan pegados a la pantalla, porque parece que es menos arriesgado que dejarles solos por el suelo y van a llorar menos. No obstante, sus cerebros no están preparados para procesar dichos estímulos.

Se viene hablando desde hace años de la necesidad de introducir actividades de mayor actividad mental que la de ver videos musicales o series. Mientras que cuando vemos algo en la pantalla estamos en una posición pasiva (salvo que haya pausas para pensar sobre lo que se ve), cuando niños y niñas juegan con juegos más creativos, están poniendo su mente en una posición diferente, activa, más enriquecedora.

Necesidad de compartir

Lo más enriquecedor para los menores es el compartir aquello que están viendo. Cuando los padres y madres se sientan con los y las menores a ver dibujos animados, tienen una oportunidad increíble de ayudarles a entender el mundo. Los adultos explicamos a los niños y niñas qué es lo que están viendo, qué está pasando, los sentimientos de los personajes que aparecen en pantalla, etc. Estar con ellos ese rato, además, genera la posibilidad de que si tienen cualquier duda sobre lo que están viendo, se les pueda aclarar. Además, el mero hecho de compartir con los padres algo placentero, mejora los vínculos. Así mismo no hay que olvidar la función de filtro que se puede hacer ante contenidos que no sean adecuados para ellos.

Redes sociales

A medida que niños y niñas se van haciendo un poco más mayores, aparece el deseo de tener las redes sociales de moda. En este proceso de aprendizaje también se hace necesaria la figura de un adulto que les enseñe a usar las redes, que vigile que dichas redes sean adecuadas y les enseñe a diferenciar contenidos adecuados para ellos de los que no lo son, así como a poner determinados filtros de realidad a lo que aparece en la pantalla, a fin de que puedan entender que la imagen que se da en la redes sociales es algo muy limitado. Esto es especialmente importante en la preadolescencia, donde comienzan las preocupaciones corporales.

Está claro que los dispositivos electrónicos tienen grandes beneficios si están bien usados, por lo que no se trataría de decir que todo es negativo. Pero sí que es necesario entender qué factores y cuestiones pueden ser importantes en su uso, a fin de mejorar dicho uso y evitar problemas.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao, a través del teléfono 653.724.653 o de este formulario.

La importancia de madres y padres.

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Muchos de los psicoterapeutas que trabajamos con menores y/o adolescentes, solemos atender a su vez a los padres y a las madres. Esto tiene un por qué.

Fuentes de información.

Una de las razones fundamentales para trabajar con los progenitores de los pacientes a los que atendemos, es que padres y madres (u otras figuras de cuidado, cuando es el caso) son las personas principales en la vida de los niños y adolescentes. Son los que más conocen al menor que viene a la consulta. Por tanto, su opinión y su experiencia es de vital importancia para comprender la situación en su globalidad. Es complicado entender de una forma completa la situación de un menor solamente por lo acontecido en las sesiones con dicho menor.

Influencia directa.

Por otra parte, tanto las madres como los padres son importantes en el trabajo terapéutico realizado con la infancia por su influencia directa en los menores. ¿Por qué? Porque son humanos, y tienen sus propias dificultades.

Por ser padres no dejamos de ser quiénes éramos, y todo esto se pone en juego en la crianza. Cuando pensamos en tener hijos, muchas veces nos decimos a nosotros mismos: esto que hacían mis padres conmigo lo haré con mis hijos, porque creo que estaba bien; pero esto que hicieron conmigo no lo repetiré, porque creo que fue un error. A pesar de tener estos pensamientos, a veces acabamos haciendo justo lo que no queríamos hacer. Y si encima criamos a los hijos en pareja… hay que aunar ambos criterios.

En este artículo hablan de este tema, y proponen una técnica incluso para mejorar en estas situaciones. Técnicas aparte, se hace indispensable acompañar a padres y madres en el proceso de crianza de los hijos, puesto que a veces ellos tienen la clave de la situación. No se trataría de hacer una terapia individual con ellos, ni mucho menos, pero sí acompañarles para poder entender cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos más débiles a la hora de ejercer la parentalidad, y poder poner un poco de distancia, o al menos ver desde fuera, cómo a veces sus necesidades más infantiles entran en juego en la crianza de sus hijos.

Ser padre y madre es muy complicado, y cuando surgen dificultades con los hijos, también necesitan ser ayudados los progenitores, para acompañar mejor a los menores, para entenderse un poco mejor ellos mismos, y para que la familia al completo pueda beneficiarse de la terapia.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, pónganse en contacto a través del teléfono m´óvil 653.724.653, o a través de este formulario.

Instagram y los menores

Instagram va a sacar a la luz una nueva versión para menores de 13 años. Según los responsables de dicha red social, se van a poner medidas para que no puedan entrar en contacto los mayores de edad con dichos menores. No obstante, hay otras cuestiones a tener en cuenta.

En esta noticia se ha colaborado con El Correo para explicar algunas cuestiones que habría que tomar en consideración a la hora de permitir que los menores de edad usen el Instagram.

Como acompañar en la infancia sin sobreproteger ni abandonar

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A lo largo de la infancia adultos y niños nos enfrentamos a muchos retos que poco a poco se van superando. Dejar atrás los ruedines de la bicicleta, comenzar a andar, empezar a usar el orinal… Para que niños y niñas progresen hay dos factores igual de importantes: ellos y ellas, por una parte, y las personas que les cuidan, por otra.

Se ha escrito mucho sobre cómo hacer para no sobreproteger a los hijos. En esta noticia que se adjunta, sin ir más lejos, se habla sobre este tema de una forma bastante interesante. No hay una única forma de ayudar en la infancia a que los menores vayan pasando por las diferentes fases de desarrollo. A veces hay que proteger, y a veces hay que hacerse a un lado.

Nuestra propia historia de vida

Padres y madres hacen lo que pueden. Muchas veces intentando compensar aquello que ellos y ellas tuvieron, o carecieron. Por ejemplo: si crecí siendo criado por unos padres sobreprotectores, tal vez, a la hora de criar a mis hijos, decida hacer lo contrario. Seguramente porque me he dado cuenta de que estar demasiado protegido o protegida en la infancia, hace que haya mayores miedos y dependencia de los demás para poder hacer las cosas. Sin embargo, el extremo opuesto tampoco es recomendable.

Un niño o niña al que se le deja hacer todo solo puede sentirse perdido y abandonado. Los menores necesitan nuestra ayuda. Eso sí, a veces la ayuda simplemente consiste en estar al lado y darles apoyo con la mirada. Y en otras ocasiones es necesario ejercer de ejemplo para que aprendan cómo se hacen las cosas. En otras ocasiones, sin embargo, será necesario hacer algo por ellos.

Cada edad tiene su librillo

Como vemos no hay una única manera de actuar. Sobre todo hay que tener en cuenta la edad de los menores. Con 3 años es posible que un niño o niña quiera hacer muchas cosas por sí mismo, porque empieza a rebelarse un poco contra los adultos. No obstante, por muy autónomo que nos parezca, habrá cosas que le podamos permitir hacer (ponerse el abrigo) y otras cosas que no debamos permitirle hacer solo.

Es verdad que a veces hace falta mucha paciencia y mucho tiempo para lograr que niños y niñas aprendan a hacer determinadas cosas solos. En el ejemplo puesto antes, el del abrigo, habrá momentos en los que le pongamos el abrigo al menor, y no pase absolutamente nada. A veces no hay tiempo o ganas, no hay que culpabilizarse. Y habrá otras ocasiones en las que tendremos que intentar levantarnos 5 minutos antes, sabiendo que si queremos que sea el pequeño el que se ate, al fin, los cordones de sus zapatos, necesite un tiempo extra.

Ante cualquier duda sobre este tema pueden ponerse en contacto a través del Formulario de contacto de María Bilbao Nogueira, psicólogo infantil, de adolescentes y adultos en Bilbao.

Dificultades en niños post-confinamiento

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Estos meses de confinamiento han sido muy complicados para todos, pero especialmente para los niños y niñas. En muchas familias se han sorprendido de lo bien que los pequeños de la casa han llevado el hecho de no poder salir a la calle. Sin embargo, para otras familias no ha sido tan fácil. En cualquiera de los casos, las consecuencias de estos meses sin poder apenas salir… están por ver.

Desarrollo

Durante la infancia niños y niñas van sufriendo cambios a medida que van madurando. Parte fundamental de estos cambios se producen por la relación con las figuras de cuidado, pero también es importante el encuentro con otras personas, salir a la calle, hacer actividades al aire libre, etc.

Para los peques de la casa, estos meses de confinamiento han supuesto una oportunidad de estar más tiempo con sus aitas y amas. Esto en muchas ocasiones ha sido bien recibido por los pequeños. Sin embargo, no todos los padres y madres han podido estar en la misma disposición para estar con los hijos. Las circunstancias en cada casa han ido marcando las nuevas rutinas. Además de las características de las viviendas, también ha habido situaciones diferentes en función de la organización de los adultos: no es lo mismo tener que realizar teletrabajo que estar sin trabajar; no es lo mismo teletrabajar teniendo que cumplir un horario estricto que poder organizarse…

Niños y niñas, como los adultos, se han ido adaptando a la situación a medida que iban pasando las semanas.

Pausas y vueltas atrás en el desarrollo

En algunas familias, han visto como algunas capacidades que ya estaban adquiridas en los pequeños… han desaparecido. Cuestiones como el uso del pañal, las necesidades para poder conciliar el sueño, las cuestiones de la alimentación, etc.; en algunos casos han vuelto a etapas anteriores, o no han avanzado.

Es pronto para ver las consecuencias del confinamiento a largo plazo en los menores. No obstante, sí que están apareciendo en consulta algunas dificultades con respecto a cuestiones del desarrollo que ya estaban logradas, y que han vuelto atrás.

Esto tiene sentido. Todas las personas, cuando tenemos un momento de crisis, nos apoyamos en lo que nos hacen sentirnos seguros, para coger fuerzas. En el caso de los niños, ante la crisis provocada por la situación de confinamiento, y la ansiedad (inevitable) que podían sentir ellos o percibir de sus adultos… han vuelto atrás, en algunos casos, a etapas del desarrollo que ya estaban asentadas, para coger fuerzas para lo que estaban viviendo. Es muy posible que con una vuelta a la «nueva normalidad» que estamos viviendo, niños y niñas puedan seguir desarrollándose.

No obstante, si surgen dificultades que padres y madres no saben como abordar, puede ser conveniente consultar. Para cualquier duda sobre este tema u otras cuestiones, pónganse en contacto a través de este formulario, o al teléfono 653.724.653, con María Bilbao, psicólogo infantil en Bilbao.

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