Madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s

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Que madres y padres quieren lo mejor para sus hij@s es algo que está claro. Incluso cuando a veces se equivocan, el objetivo siempre es que a sus hij@s les vaya bien en la vida. Sin embargo, a veces es importante poder separar nuestro deseo del deseo de los y las menores. En este precioso cortometraje nos muestran una bonita historia de padre e hijo donde la rutina y las obligaciones hacen que ambos entristezcan, hasta que el padre puede escuchar el deseo de su hijo.

La infancia del padre o madre

Cuando una persona está pensando en tener hijos, aparecen muchas fantasías acerca de este tema: ¿Cómo será? ¿A quién se parecerá? ¿Lo sabré hacer bien? Entre estas fantasías siempre surge la infancia propia del adulto: «mi madre hacía esto así y me parece que fue bueno para mí», «yo no pude estudiar porque me tocó trabajar, así que si tengo hijos, estos estudiarán», «jamás gritaré, como hacía mi padre» y un largo etcétera de recuerdos que provocan una serie de deseos a la hora de enfrentarse a la paternidad o maternidad.

En el fondo siempre hay un temor a meter la pata, a hacer sufrir a los hij@s. Lo que está detrás de todo esto es el deseo de ser buen padre o madre.

Si la maternidad o paternidad se realiza en pareja, hay que aunar, además, los deseos y miedos de ambas partes.

Acompañar a los y las menores

Los y las menores van creciendo, y si todo va bien, tienen deseos y funcionamientos propios. Esto, a veces, genera malestar. No estamos hablando solamente de que no quieran estudiar magisterio como el padre o medicina como la madre, sino de cosas más sutiles que hacen enfrentarse a padres y madres, nuevamente, con su infancia. Puede resultar que la manera de enfadarse de la hija nos recuerda al padre que tanto nos hizo sufrir de pequeños; o que no le guste dibujar, algo que siempre quisimos transmitirle.

A lo largo del crecimiento a veces se pueden dar malestares tanto en los y las menores como en los adultos relacionados con este tipo de cuestiones. Se hace necesario acompañarles en su idiosincrasia, pero para esto hay que poder tener identificados aquellos elementos propios, familiares, deseos, fantasías, miedos… que permitan dejar crecer y acompañar a los menores sin invadirles con todo esto.

Para cualquier duda relacionada con este tema u otros, pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao, a través del teléfono 653 724 653 o del formulario de contacto.

Menores, dispositivos electrónicos y redes sociales

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Para la infancia actual, los dispositivos electrónicos son algo tan normal como para otra generación ha podido ser la televisión, formando parte de sus vidas desde el principio. Llama la atención cómo son capaces de manejar con total facilidad cualquier dispositivo, si se lo dejamos, desde edades muy tempranas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que gestos como cambiar de pantalla o pasar las fotografías de la galería son terriblemente intuitivos. Según numerosos estudios, no es recomendable el uso de pantallas por menores de 2 años.

Dispositivos electrónicos como cuidadores

Hay momentos en la crianza donde a los padres y madres no les da la vida, por lo que utilizar el recurso del móvil o la tablet para entretener a los menores mientras se hacen algunas tareas domésticas, por ejemplo, parece sencillo. De hecho es un recurso que suele funcionar, si le ponemos una tablet al peque de la casa con sus dibujos animados favoritos o videoclips con canciones que le gusten, se quedará muy tranquilo un rato, al menos en apariencia.

Cuando los niños y niñas son muy pequeños, si se les deja un dispositivo electrónico, lo que perciben son imágenes en movimiento y sonidos, que si bien les puede entretener, no comprenden. Estos videos preparados para edades tempranas están llenos de estímulos para sostener la atención de los menores. Sin embargo, están siendo bombardeados por estímulos que no logran comprender. Da seguridad a los adultos el ver que se quedan pegados a la pantalla, porque parece que es menos arriesgado que dejarles solos por el suelo y van a llorar menos. No obstante, sus cerebros no están preparados para procesar dichos estímulos.

Se viene hablando desde hace años de la necesidad de introducir actividades de mayor actividad mental que la de ver videos musicales o series. Mientras que cuando vemos algo en la pantalla estamos en una posición pasiva (salvo que haya pausas para pensar sobre lo que se ve), cuando niños y niñas juegan con juegos más creativos, están poniendo su mente en una posición diferente, activa, más enriquecedora.

Necesidad de compartir

Lo más enriquecedor para los menores es el compartir aquello que están viendo. Cuando los padres y madres se sientan con los y las menores a ver dibujos animados, tienen una oportunidad increíble de ayudarles a entender el mundo. Los adultos explicamos a los niños y niñas qué es lo que están viendo, qué está pasando, los sentimientos de los personajes que aparecen en pantalla, etc. Estar con ellos ese rato, además, genera la posibilidad de que si tienen cualquier duda sobre lo que están viendo, se les pueda aclarar. Además, el mero hecho de compartir con los padres algo placentero, mejora los vínculos. Así mismo no hay que olvidar la función de filtro que se puede hacer ante contenidos que no sean adecuados para ellos.

Redes sociales

A medida que niños y niñas se van haciendo un poco más mayores, aparece el deseo de tener las redes sociales de moda. En este proceso de aprendizaje también se hace necesaria la figura de un adulto que les enseñe a usar las redes, que vigile que dichas redes sean adecuadas y les enseñe a diferenciar contenidos adecuados para ellos de los que no lo son, así como a poner determinados filtros de realidad a lo que aparece en la pantalla, a fin de que puedan entender que la imagen que se da en la redes sociales es algo muy limitado. Esto es especialmente importante en la preadolescencia, donde comienzan las preocupaciones corporales.

Está claro que los dispositivos electrónicos tienen grandes beneficios si están bien usados, por lo que no se trataría de decir que todo es negativo. Pero sí que es necesario entender qué factores y cuestiones pueden ser importantes en su uso, a fin de mejorar dicho uso y evitar problemas.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros pueden ponerse en contacto con María Bilbao Nogueira, psicóloga en Bilbao, a través del teléfono 653.724.653 o de este formulario.

La importancia de madres y padres.

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Muchos de los psicoterapeutas que trabajamos con menores y/o adolescentes, solemos atender a su vez a los padres y a las madres. Esto tiene un por qué.

Fuentes de información.

Una de las razones fundamentales para trabajar con los progenitores de los pacientes a los que atendemos, es que padres y madres (u otras figuras de cuidado, cuando es el caso) son las personas principales en la vida de los niños y adolescentes. Son los que más conocen al menor que viene a la consulta. Por tanto, su opinión y su experiencia es de vital importancia para comprender la situación en su globalidad. Es complicado entender de una forma completa la situación de un menor solamente por lo acontecido en las sesiones con dicho menor.

Influencia directa.

Por otra parte, tanto las madres como los padres son importantes en el trabajo terapéutico realizado con la infancia por su influencia directa en los menores. ¿Por qué? Porque son humanos, y tienen sus propias dificultades.

Por ser padres no dejamos de ser quiénes éramos, y todo esto se pone en juego en la crianza. Cuando pensamos en tener hijos, muchas veces nos decimos a nosotros mismos: esto que hacían mis padres conmigo lo haré con mis hijos, porque creo que estaba bien; pero esto que hicieron conmigo no lo repetiré, porque creo que fue un error. A pesar de tener estos pensamientos, a veces acabamos haciendo justo lo que no queríamos hacer. Y si encima criamos a los hijos en pareja… hay que aunar ambos criterios.

En este artículo hablan de este tema, y proponen una técnica incluso para mejorar en estas situaciones. Técnicas aparte, se hace indispensable acompañar a padres y madres en el proceso de crianza de los hijos, puesto que a veces ellos tienen la clave de la situación. No se trataría de hacer una terapia individual con ellos, ni mucho menos, pero sí acompañarles para poder entender cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos más débiles a la hora de ejercer la parentalidad, y poder poner un poco de distancia, o al menos ver desde fuera, cómo a veces sus necesidades más infantiles entran en juego en la crianza de sus hijos.

Ser padre y madre es muy complicado, y cuando surgen dificultades con los hijos, también necesitan ser ayudados los progenitores, para acompañar mejor a los menores, para entenderse un poco mejor ellos mismos, y para que la familia al completo pueda beneficiarse de la terapia.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, pónganse en contacto a través del teléfono m´óvil 653.724.653, o a través de este formulario.

Instagram y los menores

Instagram va a sacar a la luz una nueva versión para menores de 13 años. Según los responsables de dicha red social, se van a poner medidas para que no puedan entrar en contacto los mayores de edad con dichos menores. No obstante, hay otras cuestiones a tener en cuenta.

En esta noticia se ha colaborado con El Correo para explicar algunas cuestiones que habría que tomar en consideración a la hora de permitir que los menores de edad usen el Instagram.

Como acompañar en la infancia sin sobreproteger ni abandonar

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A lo largo de la infancia adultos y niños nos enfrentamos a muchos retos que poco a poco se van superando. Dejar atrás los ruedines de la bicicleta, comenzar a andar, empezar a usar el orinal… Para que niños y niñas progresen hay dos factores igual de importantes: ellos y ellas, por una parte, y las personas que les cuidan, por otra.

Se ha escrito mucho sobre cómo hacer para no sobreproteger a los hijos. En esta noticia que se adjunta, sin ir más lejos, se habla sobre este tema de una forma bastante interesante. No hay una única forma de ayudar en la infancia a que los menores vayan pasando por las diferentes fases de desarrollo. A veces hay que proteger, y a veces hay que hacerse a un lado.

Nuestra propia historia de vida

Padres y madres hacen lo que pueden. Muchas veces intentando compensar aquello que ellos y ellas tuvieron, o carecieron. Por ejemplo: si crecí siendo criado por unos padres sobreprotectores, tal vez, a la hora de criar a mis hijos, decida hacer lo contrario. Seguramente porque me he dado cuenta de que estar demasiado protegido o protegida en la infancia, hace que haya mayores miedos y dependencia de los demás para poder hacer las cosas. Sin embargo, el extremo opuesto tampoco es recomendable.

Un niño o niña al que se le deja hacer todo solo puede sentirse perdido y abandonado. Los menores necesitan nuestra ayuda. Eso sí, a veces la ayuda simplemente consiste en estar al lado y darles apoyo con la mirada. Y en otras ocasiones es necesario ejercer de ejemplo para que aprendan cómo se hacen las cosas. En otras ocasiones, sin embargo, será necesario hacer algo por ellos.

Cada edad tiene su librillo

Como vemos no hay una única manera de actuar. Sobre todo hay que tener en cuenta la edad de los menores. Con 3 años es posible que un niño o niña quiera hacer muchas cosas por sí mismo, porque empieza a rebelarse un poco contra los adultos. No obstante, por muy autónomo que nos parezca, habrá cosas que le podamos permitir hacer (ponerse el abrigo) y otras cosas que no debamos permitirle hacer solo.

Es verdad que a veces hace falta mucha paciencia y mucho tiempo para lograr que niños y niñas aprendan a hacer determinadas cosas solos. En el ejemplo puesto antes, el del abrigo, habrá momentos en los que le pongamos el abrigo al menor, y no pase absolutamente nada. A veces no hay tiempo o ganas, no hay que culpabilizarse. Y habrá otras ocasiones en las que tendremos que intentar levantarnos 5 minutos antes, sabiendo que si queremos que sea el pequeño el que se ate, al fin, los cordones de sus zapatos, necesite un tiempo extra.

Ante cualquier duda sobre este tema pueden ponerse en contacto a través del Formulario de contacto de María Bilbao Nogueira, psicólogo infantil, de adolescentes y adultos en Bilbao.

Dificultades en niños post-confinamiento

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Estos meses de confinamiento han sido muy complicados para todos, pero especialmente para los niños y niñas. En muchas familias se han sorprendido de lo bien que los pequeños de la casa han llevado el hecho de no poder salir a la calle. Sin embargo, para otras familias no ha sido tan fácil. En cualquiera de los casos, las consecuencias de estos meses sin poder apenas salir… están por ver.

Desarrollo

Durante la infancia niños y niñas van sufriendo cambios a medida que van madurando. Parte fundamental de estos cambios se producen por la relación con las figuras de cuidado, pero también es importante el encuentro con otras personas, salir a la calle, hacer actividades al aire libre, etc.

Para los peques de la casa, estos meses de confinamiento han supuesto una oportunidad de estar más tiempo con sus aitas y amas. Esto en muchas ocasiones ha sido bien recibido por los pequeños. Sin embargo, no todos los padres y madres han podido estar en la misma disposición para estar con los hijos. Las circunstancias en cada casa han ido marcando las nuevas rutinas. Además de las características de las viviendas, también ha habido situaciones diferentes en función de la organización de los adultos: no es lo mismo tener que realizar teletrabajo que estar sin trabajar; no es lo mismo teletrabajar teniendo que cumplir un horario estricto que poder organizarse…

Niños y niñas, como los adultos, se han ido adaptando a la situación a medida que iban pasando las semanas.

Pausas y vueltas atrás en el desarrollo

En algunas familias, han visto como algunas capacidades que ya estaban adquiridas en los pequeños… han desaparecido. Cuestiones como el uso del pañal, las necesidades para poder conciliar el sueño, las cuestiones de la alimentación, etc.; en algunos casos han vuelto a etapas anteriores, o no han avanzado.

Es pronto para ver las consecuencias del confinamiento a largo plazo en los menores. No obstante, sí que están apareciendo en consulta algunas dificultades con respecto a cuestiones del desarrollo que ya estaban logradas, y que han vuelto atrás.

Esto tiene sentido. Todas las personas, cuando tenemos un momento de crisis, nos apoyamos en lo que nos hacen sentirnos seguros, para coger fuerzas. En el caso de los niños, ante la crisis provocada por la situación de confinamiento, y la ansiedad (inevitable) que podían sentir ellos o percibir de sus adultos… han vuelto atrás, en algunos casos, a etapas del desarrollo que ya estaban asentadas, para coger fuerzas para lo que estaban viviendo. Es muy posible que con una vuelta a la «nueva normalidad» que estamos viviendo, niños y niñas puedan seguir desarrollándose.

No obstante, si surgen dificultades que padres y madres no saben como abordar, puede ser conveniente consultar. Para cualquier duda sobre este tema u otras cuestiones, pónganse en contacto a través de este formulario, o al teléfono 653.724.653, con María Bilbao, psicólogo infantil en Bilbao.

Tristeza infantil

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Set of boy excited and sad illustration

Los niños y las niñas pueden sufrir. Hace décadas se consideraba que los más pequeños de la casa, por ser tan pequeños, no se enteraban de nada. Hoy en día padres y padres son conscientes de que esto no es así. No obstante, todavía asusta mucho pensar que puedan estar tristes.

Manifestaciones de la tristeza infantil

Además de lo que nos puede costar asumir que un niño o niña esté sufriendo, a veces resulta difícil darse cuenta de que esto esté sucediendo. La tristeza de los pequeños no se pone de manifiesto igual que en los adultos. Hay muchos niños que ni siquiera pueden expresar, ante una pregunta directa, que están tristes.

Algo que puede suceder, y que facilita bastante la identificación para los padres, es ver que el pequeño no tiene ganas de hacer nada. Sabemos que los niños son pura energía, y cuando vemos a algún niño o niña que nunca quiere hacer cosas…. podemos pensar que algo está sucediendo.

Pero las situaciónes más difíciles de reconocer son, curiosamente, las más habituales: niños y niñas muy enfadados, o demasiado alegres.

Enfado y tristeza son dos caras de la misma moneda. Y en no pocas ocasiones, detrás de un niño o niña que se enfada constantemente… hay tristeza. Si nos paramos a pensar todos tenemos experiencias en las que estamos muy enfadados, y detrás se oculta una tristeza por algo que nos está ocurriendo.

Así mismo, en otras ocasiones los pequeños de la casa se muestran alegres siempre, parece que nada les afecta. Son niños o niñas que ante situaciones de frustración pueden actuar como si nada les sucediera. Obviamente esto no es algo que los menores hagan conscientemente, sino que como todos los seres humanos, se defienden del dolor de la mejor manera que pueden.

Qué podemos hacer

Si sospechamos que nuestro hijo o hija está triste y que puede necesitar ayuda. lo mejor sería ponerse en contacto con un profesional. En la consulta se valorará qué es lo que puede estar sucediendo, y si es necesario apoyar al niño o niña (y en muchas ocasiones a padres y madres) a gestionar mejor dicha situación o la familia cuenta con recursos para gestionarlo por sí mismos.

Para cualquier duda sobre éste u otros temas, pónganse en contacto con María Bilbao, psicóloga en Bilbao.

Maternidad y paternidad

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El ejercicio de la maternidad y la paternidad, desgraciadamente, no viene con un manual de instrucciones. Muchas madres y padres a veces se ven desbordados ante la incertidumbre. ¿Qué tengo que hacer? ¿Estoy haciéndolo bien? ¿Le hago caso a mi madre en esto que me dice si mi amiga me está diciendo que haga lo contrario? En la era de la información y las redes sociales estas dudas de multiplican, porque hay una teoría diferente en cada página web.

Algunas cuestiones de la crianza

Una cuestión fundamental de la crianza es tener en cuenta que los niños y las niñas conocen el mundo a través de sus padres. No se pueden plantear otra realidad hasta muchos años más tarde. Esto quiere decir que cuando madres y padres, en ocasiones, hacen determinadas cosas pensando en que el niño o niña ya querrá cambiar en algún momento… esto no tiene por qué pasar.

Un ejemplo de esto podría ser el comienzo de andar de los niños. Son sus padres y madres los que en un momento determinado sueltan la mano al niño. Si no lo hacen ellos, el niño o niña no tiene por qué hacerlo. Tal vez cuando sea mayor y pueda darse cuenta de que todos sus amigos andan sin agarrarse a la mano de nadie… la criatura lo intente. Como este ejemplo sucede con muchos ejemplos del crecimiento. La retirada del pañal es otro ejemplo. Si los adultos no hacen intentos de retirar el pañal (por miedo, desconfianza o lo que fuera)… ¿por qué el niño o niña se lo va a quitar?

Niños y niñas construyen una idea del mundo en función de lo que se les transmite en casa. Sobre todo en los primeros años de vida. Ya vendrá otras edades en las que empiecen a cuestionar lo que pasa en casa. Primero diciendo que la profesora tiene razón en todo lo que dice, en la Primaria; y más adelante siguiendo las enseñanzas de algún youtuber de moda o a alguno de sus iguales, porque su padre o madre «no tiene ni idea», en la Secundaria.

Etapas

Tal y como se deduce del párrafo anterior, otro aspecto importante de la crianza es irse adaptando a las diferentes etapas de los hijos. Lo que nos sirve un tiempo nos deja de servir de repente. Y esto hace que nos sintamos perdidos.

A lo largo de toda la vida de hijos e hijas pueden surgir diferentes complicaciones. La mayoría de ellas se resolverán por sí mismas, o padres y madres lograrán reconducir la situación. En otras ocasiones, no obstante, puede ser necesario pedir ayuda externa.

Para cualquier duda en esta línea, pueden consultar a través del Formulario de contacto con María Bilbao, psicólogo infantil y de adolescentes en Bilbao.

Sexualidad de niños y niñas (sexualidad infantil)

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Niños y sexualidad, dicho así, puede asustar. Sin embargo, los niños y las niñas están en contacto con su sexualidad de diferentes maneras a lo largo de su vida. En estos días ha sido noticia que se va a implementar un programa en colegios de Navarra, orientado a trabajar la sexualidad infantil en la escuela. Ha habido opiniones muy diversas acerca de dicho programa.

Sexualidad infantil y sexualidad genital

Algo muy importante a tener en cuenta es la diferencia entre sexualidad infantil y genital. El acceso a la sexualidad genital llegar con la pubertad. Es en ese momento cuando el cuerpo está preparado para tener experiencias sexuales genitales. Hablamos del cuerpo simplemente. Eso no quiere decir que a esa edad se esté preparado siempre para tener relaciones sexuales a otros niveles: emocional, psíquico…

Niños y niñas tienen sexualidad. Pero es una sexualidad diferente a la que nosotros tenemos, como adultos. Los niños y las niñas, desde muy pequeños, están interesados en su sexo. Pronto empiezan a tocarse, a explorar, a querer tocar a los demás, etc. Antes de este momento ya hay sexualidad infantil: el deseo de tocar todo con la boca, o el placer derivado de controlar los esfínteres, o aguantarse el pis y las cacas… Son estas experiencias orientadas a distinguir y conocer su cuerpo, así como el de los demás. Comienza el interés por las diferencias entre chicos y chicas. En este contexto puede haber comportamientos o comentarios que nos hagan enrojecer a los adultos. Pero esto sucede porque nosotros lo vemos con nuestros ojos de adultos.

Qué hacer ante el interés de los niños por la sexualidad

Los niños y niñas tienen ritmos diferentes en el acceso a la comprensión de la sexualidad genital. Es importante adaptarse al ritmo de cada uno. Suelen hacer muchas preguntas que a veces los adultos no sabemos cómo responder. Para saber qué tienen en su cabeza en ese momento, se les puede pedir que intenten contestar a su propia pregunta. Esto nos da información muy valiosa. De esta manera sabremos qué está dispuesto a entender y qué no. No es conveniente explicarles en detalle cosas que no están preparados para entender. Le podemos explicar a un niño o niña con dibujos y esquemas cuál es el origen de su hermanito… que si todavía no tiene edad para entenderlo no lo va a hacer. Después de una charla de este tipo, no son pocas las ocasiones en las que los niños dicen: «vale, eso son los dibujos, pero mi hermanito va a salir por el culete de mamá». Por tanto, es conveniente estar atentos a sus necesidades. Adaptarse a su ritmo. Ante cualquier pregunta de un niño acerca de la sexualidad no hace falta dar una lección de anatomía. Simplemente escuchar y ver qué es lo que quiere entender, y hasta dónde está dispuesto a hacerlo.

Para cualquier información sobre este u otros temas no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo en Bilbao (niños, adolescentes y adultos).

Fuente: abc.es

 

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