Niños en parque. Diseñado por Freepik

Hace unos días se hizo viral un vídeo de unos niños y niñas jugando en un parque de Bilbao. Se hizo viral rápidamente por el conflicto que mostraba. Hubo diferentes interpretaciones del mismo.

Lo cierto es que los conflictos en los parques son habituales. A veces se producen entre los niños y niñas, y a veces… incluyen a los padres y madres. En esta noticia se expone una especie de decálogo sobre lo que hay que hacer en este tipo de situaciones.

La importancia del juego en los niños

Para los niños, el parque es un espacio para «jugar», como ellos manifiestan. Sin embargo, no solamente es eso. A través del juego los pequeños aprenden cosas tanto o más importantes que las de la escuela. Es más, es necesario poder jugar para que se den los aprendizajes escolares.

Un ejemplo fácil de entender en este sentido sería el de un niño que no sabe perder. A lo largo de la vida tenemos el deber de mostrar a nuestros hijos que existen los límites. Pero no solamente los límites en el sentido normativo. También los límites en el sentido de que no podemos hacer todo. Estamos limitados. Habrá cosas que se nos den bien… y otras que no tanto. Esto se puede transmitir en muchas situaciones de la vida. El juego es una de ellas. Cuando jugamos con nuestros hijos e hijas podemos mostrarles esto. Tan solo de esta manera se consigue que puedan aceptar perder. Perder supone aceptar una cierta fragilidad, natural en todo ser humano. Los niños que no saben perder tampoco pueden aprender en la escuela. ¿Por qué? Aprender supone aceptar que uno no lo sabe todo, y que necesita del otro para saber.

Cuando los niños y niñas juegan adquieren una cantidad de capacidades tan necesarias para la vida como las matemáticas. El juego en compañía supone una oportunidad para reconocer las emociones propias y ajenas, para conocer los límites del cuerpo, para desarrollar la fantasía… y un largo etcétera.

El papel de los padres y las madres

La psicología infantil nos ha mostrado que padres y madres son importantísimos en el juego de los menores. Cuando juegan con ellos hacen de ejemplo, acompañan, recogen las emociones que surgen en el juego…

Y su presencia en los parques es fundamental para los niños. Niños y niñas, sobre todo cuando son pequeños, necesitan la mirada del adulto. Aunque estén jugando con otros niños, demandarán que su aita o ama les mire. Esto es algo natural, ya que quieren compartir sus avances y capacidades con los adultos. A veces es difícil para los padres encontrar el punto medio de interés y de dejarles a su aire. Los padres deben ser un apoyo para que el menor vaya, poco a poco, siendo cada vez más autónomo.

No obstante cada edad es diferente. Los niños muy pequeños, aunque estén en el parque, requerirán del apoyo constante de los adultos. A medida que van cumpliendo años pueden compartir más cosas con otros niños. No podemos esperar que un peque de 2 años quiera compartir sus juguetes. Si lo hace, será porque se lo pedimos o porque quiere el juguete de otro niño y acepta un intercambio.

Dentro de esos avances necesarios en el desarrollo de los menores está la capacidad de resolver conflictos. No hay que asustarse de que los niños y niñas discutan en el parque. O que incluso se peguen. Están construyendo sus límites, incluso corporales, y van probando diferentes cosas. De hecho hay edades donde los juegos con cierta violencia son habituales y necesarios. Es ésta una violencia controlada, con normas que ponen los propios niños, y que el que se pase… es expulsado del grupo. Juegos como el campo quemado es un ejemplo de ello. Si resolvemos cada situación difícil de nuestros hijos no estaremos apoyando su crecimiento, sino que estaremos haciendo que sigan siendo dependientes de nosotros, y se sientan vulnerables.

Fuente: elnortedecastilla.es

Para cualquier consulta sobre este tema, u otros, se pueden poner en contacto a través de este formulario en la web de María Bilbao, psicólogo infantil en Bilbao.