El ser humano está enfrentado permanentemente a una realidad, la imposibilidad de hacer todo. No podemos hacer todo, no podemos tener todo. Si bien estamos viviendo en un momento social en el que parece que es posible hacer de todo, y la vez… nos vemos confrontados con la realidad siempre que intentamos vivir bajo esta ilusión. En esta noticia nos muestran los cambios cerebrales que se producen cuando estamos intentando hacer varias cosas a la vez. Si bien puede haber una determinada sensación de bienestar… también aumenta la ansiedad.
La imposibilidad de hacer todo aunque deberiamos
Parece que deberíamos tener todo. Cuando algo se rompe hay que sustituirlo inmediatamente. También parece que deberíamos ser capaces de hacer de todo. Si uno ve cualquier serie de TV o programa, parece que los días de los y las protagonistas tienen más de 24 horas. Les da tiempo a descansar, ir al gimnasio, cocinar, cuidar de los hijos, trabajar, dormir, y un largo etcétera. Pero todos tenemos la experiencia de que esto no es posible. Sin embargo, es un anhelo humano el intentar lograr tener todo.
Intentar lo imposible
De hecho lo intentamos permanentemente. Las personas trabajan mientras están atentos a su teléfono móvil, el cual les permite controlar sus cuentas bancarias, hacer la lista de la compra, quedar con los amigos… Y a pesar de todo no se da a basto. El ser humano tiene límites.
No hay sentimiento más doloroso que el de saber que no se puede con todo. Nos hace enfrentarnos a una emoción: la pérdida. Para intentar evitar este sentimiento las personas son capaces de cualquier cosa, de hacer esfuerzos enormes. Sin embargo, no es posible vivir sin enfrentarse a cada rato con la sensación de que no todo es posible. Por muchos aparatos electrónicos que nos vendan, programados para que seamos «multitarea»… no lo lograremos. Si los propios ordenadores tienen un tope de cosas que pueden hacer a la vez… ¿por qué las personas no lo íbamos a tener?
Fuente: lasprovincias.es