La sobreprotección – Como proteger a nuestros hijos

La sobreprotección
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Hoy en día aparecen muchas noticias sobre la sobreprotección. Ha habido una tendencia en los últimos años de estar muy pendiente de los niños y niñas. Se suele decir que está relacionado con el deseo de compensar las crianzas más rígidas de tiempos pasados. Pero ni un extremo ni el otro son convenientes. Sí que parece que actualmente se protege a los hijos de una manera quizás exagerada.

Cuando se realiza de esta forma, niños y niñas sienten que necesitan al otro para todo. Como hemos comentado en otras entradas sobre la sobreprotección, es cierto que los niños necesitan mucho a los adultos. Sin embargo, es labor de los adultos acompañar a que esta necesidad vaya siendo cada vez menor. Si no se permite que sean ellos los que hagan sus cosas, van creciendo con la idea de que siempre necesitan ayuda. Por tanto, se verán incapaces de emprender retos solos.

La sobreprotección y el logro de objetivos

Un ejemplo muy simple sería el acto de permitir que un niño o niña se intente poner el abrigo solo. Si no le dejamos que lo intente, que se haga un revoltijo con el abrigo, y que se enfade por no lograrlo… Tampoco estaremos permitiendo la enorme alegría que sentirá de lograr ponerse el gorro un día. Atinar con los brazos otro, y tal vez en el futuro conseguir atar los botones. Cuando los padres y madres no permiten que los niños intenten hacer las cosas y se equivoquen, se favorece que sientan que no pueden hacerlo. Habría que irles acompañando en sus logros paulatinos. Estando cercanos por si realmente necesitan ayuda. Pero favoreciendo que lo intenten, y que se equivoquen, y que asuman sus propios errores.

Otro ejemplo serían los deberes escolares. Ya hemos hablado de ello más veces. Más allá de la exigencia un tanto exagerada actualmente de deberes… a veces los padres y madres actúan como agenda de sus hijos. O incluso ante la angustia de que los deberes no estén hechos para el día siguiente… los hacen ellos. Esto puede evitarles a los niños el mal trago de tener los deberes sin hacer. Pero también tiene como consecuencia que no pasan la vergüenza de no haberlos hecho.  Esto permitirá que asuman la responsabilidad propia.

Es verdad que en ocasiones hay mucha prisa. También es cierto que los niños no van a lograr hacer las cosas a la primera. Pero en muchas ocasiones estos actos tienen que ver con el temor de los padres a que los niños sufran.

En cualquier caso, como todo, ir aprendiendo a manejar estas situaciones es un proceso para niños y niñas, pero también para padres y madres.

Para mayor información no duden en consultar a través del Formulario de contacto de María Bilbao, psicólogo en Bilbao.

Fuente: infosalus.com