El duelo en los niños

El duelo en los niños
El duelo en los niños – Merelize. Freepik

El duelo en los niños es algo muy difícil de manejar. A los padres y madres, generalmente, les cuesta mucho hablar de la muerte con sus hijos.

El concepto de muerte en los niños

Los niños y niñas, en función de la edad, están preparados para entender el concepto de muerte de diferente manera. Los más pequeños creen que la muerte es reversible. Sin embargo, a medida que se van haciendo mayores, van comprendiendo la irreversibilidad de la muerte. Es importante entender que por tanto, su manera de procesar la información que les demos, va a ir acorde a sus capacidades cognitivas. No es necesario forzarles a que comprendan algo que no están preparados para comprender.

No obstante, sea la edad que sea, es importante ser honestos con los niños. A veces se dan explicaciones que no hacen otra cosa sino confundirles. Tal vez decir que el abuelito se ha ido de viaje no es la mejor explicación posible. Siempre que a algo no se le puede dar una explicación, funciona la fantasía. A veces los niños y niñas desinformados, rodeados de secretismo, se hacen unas ideas muy poco realistas sobre lo que está pasando.

Normalizar el duelo en los niños

Es conveniente también, en la medida de lo posible, que niños y niñas puedan despedirse de sus seres queridos. No se trata de despedirse como si de una escena de película se tratara. Pero sí de poder estar con la persona que va a fallecer siempre que se pueda. Esto les ayuda a entender el proceso. Eso no quiere decir que tengan que participar de cada momento familiar. Sin embargo, sí puede ser beneficioso, una cierta participación en todo el proceso.

Y sobre todo, lo más importante, es estar preparados para tolerar las emociones que surjan en los niños y las niñas. Se hace necesario darles valor. Hay que transmitir que es normal que se sientan de esa manera, porque nosotros, los adultos, también lo estamos.

Como en el caso de los adultos, el duelo es un proceso que lleva un tiempo. Es un trabajo que consiste en desprenderse un poco de la persona o situación perdida, para poder poner nuestras energías en proyectos nuevos.