En esta noticia nos hablan de la importancia de poder ayudar a los niños y niñas tanto a expresar sus emociones como a metabolizarlas. Esta es siempre una tarea complicada para padres y madres. Y como en todos los aspectos de la crianza… no hay recetas mágicas. Poder compartir con otros padres y madres cómo lo hacen ellos puede ayudar, pero a veces lo que sirve para un pequeño no sirve para otro.
Las emociones hay que crearlas
Esta idea es importante. Cuando los niños y niñas son bebés, lo que tienen son sensaciones. Sienten cosas que no saben lo que son. Son los padres y las madres los encargados de poner palabras a aquello que están sintiendo sus pequeños. Esto es algo que suelen realizar las madres sin siquiera darse cuenta. Por ejemplo, una madre ve que su bebé está molesto. La madre no sabe lo que le pasa al pequeño. Sin embargo, algo de su intuición le dice que quizá le duela la tripa. La mamá puede que le diga algo así como «tranquilo, te duele la tripita, se va a pasar….». De esta forma, sin siquiera haberlo planificado, estará poniendo nombre a una sensación corporal que el bebé desconocía. Es posible que no haya acertado y en realidad fuera que el bebé tenía sueño, pero no pasa nada. Lo verdaderamente útil es haberle dado un significado, con palabras, a algo que el bebé solamente notaba en el cuerpo. Sabemos que los niños y las niñas entienden el lenguaje mucho antes de que sean capaces de hablar. Por tanto, aunque no haya respuesta por parte del bebé, es muy necesario hacer este ejercicio de poder poner en palabras las razones de las posibles sensaciones corporales.
La emoción viene después. Y para crearla, habría que hacer exactamente lo mismo, es decir, nombrarla. Algo así como: «te duele la tripita porque estás un poco nerviosa». De esta forma iremos creando una especie de tejido emocional en nuestros hijos e hijas. Donde solo había sensaciones, ahora hay palabras. Esto da un sentido, y les deja menos solos.
Depende de la edad
Lo que acabamos de explicar no sirve en todo momento de la vida. Difícilmente podremos decirle a un adolescente algo como lo planteado antes. Seguramente nos diría que no tenemos ni idea de lo que piensa y lo que siente. Pero todo el trabajo que hayamos hecho en la infancia de los niños y niñas, creando este tejido de emociones, le servirá al adolescente cuando llegue todo el empuje hormonal y se sienta perdido. De esta forma tendrá algo a lo que irse agarrando.
Para cualquier duda con respecto a esta temática u otras, pónganse en contacto a través del formulario con María Bilbao, psicólogo en Bilbao.
Fuente: hola.com