Tal y como nos muestran en esta noticia, alcoholismo y depresión están muy relacionados.
En muchas ocasiones se habla de los efectos devastadores del consumo de alcohol (u otras drogas) para la salud mental de las personas. Esto evidentemente tiene sentido. Sin embargo, en pocas ocasiones se habla del origen del consumo.
Siempre que nos enfrentamos a una situación de consumo de sustancias problemático hay que preguntarse por esta cuestión. Que un uso de una sustancia socialmente aceptada, como es el alcohol, derive en un abuso, es algo en lo que habría que profundizar. ¿Por qué unas personas acaban siendo dependientes y otras no? Podría haber causas neurológicas que favorecen la dependencia. No obstante puede ser interesante tener en cuenta los factores emocionales.
Alcoholismo y depresión
Una de las razones para hacer un uso problemático de una sustancia, es la de anestesiar las emociones. Esto quiere decir que habría emociones dolorosas que no se quiere sentir. El alcohol puede cumplir este objetivo. Si existe un problema de tipo depresivo, el alcohol puede ser una vía para no sentir la tristeza. El problema surge cuando el consumo de alcohol aumenta. En estos casos la situación acaba siendo un círculo sin fin. Se bebe para no sentir, pero las consecuencias del consumo abusivo incluyen una tristeza profunda. Esta tristeza tiene que ver con la sensación de dependencia, con las consecuencias del consumo tanto a nivel social, como familiar, etc.
No podemos olvidar otras razones para consumir sustancias. Siempre está presenta una búsqueda de sensaciones placenteras.
Entender el consumo de alcohol
En cualquiera de los casos, ante una situación de consumo problemático, hay que intentar entender las razones del mismo. Tan sólo haciendo una valoración exhaustiva de cuáles han sido, podremos elegir el tratamiento más adecuado. Decir que se usa el alcohol para calmar la depresión sigue siendo una generalidad. Habría que lograr entender las razones de la tristeza de dicha persona, para poder ofrecer un espacio donde metabolizar y calmar dicha emoción.
Fuente: psiquiatria.com