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Los niños y niñas actuales nacen de la mano de las nuevas tecnologías. Si bien los adultos nos hemos tenido que adaptar al uso de tablets, smartphones y demás dispositivos… no así los peques de la casa. Llama la atención ver a niños de prácticamente un año de edad manejando el smartphone con soltura. Cierto es que los gestos para pasar de foto o de pantalla son intuitivos. No obstante, que los niños y niñas lo sepan usar no quiere decir que sea positivo para ellos.

Pantallas y ¿tranquilidad?

Padres y madres usan habitualmente las pantallas para tranquilizar a hijos e hijas. En muchas ocasiones parece que ayudan a que coman tranquilos. O a que no den guerra cuando estamos en un sitio donde se requiere cierto silencio. O a que no llamen de manera constante nuestra atención cuando no podemos atenderles porque estamos ocupados. Es cierto que cuando a un peque se le deja una pantalla con un capítulo de su serie favorita, parece que se calma. Pero… ¿se calma realmente?

Cuando los niños muy pequeños tienen delante una pantalla con imágenes con sonido y movimiento (una serie, una película)… no entienden por sí mismos lo que están viendo. Lo único que reciben son estímulos a los que todavía no pueden dar forma adecuadamente. En muchas ocasiones son estímulos que van muy rápido, con sonidos también cambiantes, que no logran comprender. No están todavía preparados para eso. Por tanto, aunque puedan parecer que se quedan embelesados mirando la pantalla, y no molestan… en realidad están siendo bombardeados con numerosos estímulos que no pueden procesar. No es conveniente, por tanto, que menores de dos años usen dichos dispositivos a menudo.

Pantallas y compañía

Otra de las cuestiones fundamentales de que un niño o niña vea una serie es el poder compartirla. Sin embargo, en numerosas ocasiones los adultos usamos las pantallas para que los menores estén acompañados mientras hacemos alguna tarea. No se trata de culpabilizarse, pero sí de poder entender qué supone para un niño este tipo de situaciones.

Los niños y niñas, de lo que realmente disfrutan, es de ver aquello que les gusta acompañados del adulto de referencia. La figura del adulto en estas ocasiones tiene varias funciones. Una de ellas, muy importante, es la de poner en orden y dar sentido a lo que el menor está viendo. Los adultos explicamos qué está pasando en las series o películas que los niños ven. De hecho si nos sentamos con ellos, a veces nos hacen preguntas espontáneamente. Otra función sería la de compartir. Los niños y niñas deben compartir con sus mayores experiencias placenteras. Esto refuerza los vínculos y mejora sus emociones.

Y por otro lado, no podemos olvidar la función que hacen los padres y madres de control sobre los contenidos a los que están expuestos los menores con las nuevas tecnologías. A golpe de click, sin que nos demos cuenta y sin que ellos mismos quieran, niños y niñas acceden a contenidos inapropiados, que les impactan a edades muy tempranas.

Conclusiones

No se trata de demonizar las nuevas tecnologías. Simplemente de entender qué está en juego cuando un niño o niña está delante de una pantalla. De esta manera podremos mejorar su uso.

Para cualquier cuestión sobre este tema u otros, no duden en ponerse en contacto con María Bilbao, psicólogo infantil en Bilbao.

Fuente: elpais.com