
En este artículo tan interesante hablan de los pros y los contras del uso de etiquetas diagnósticas de salud mental, y cómo últimamente, algunas de estas etiquetas, se han hecho muy conocidas gracias a las redes sociales, con las posibles consecuencias para la población general.
Los profesionales de la salud mental, cuando comenzamos a trabajar con nuestros pacientes, realizamos siempre una valoración en las primeras entrevistas. En la mayoría de las ocasiones dicha valoración se realiza para conocer mejor el funcionamiento psíquico de nuestros pacientes para posteriormente poder ayudales.
Necesidad de etiquetas
Sí que hay ocasiones en las que tras el proceso de valoración se hace necesario emitir un diagnóstico clínico, a fin de que dicho diagnóstico pueda, fundamentalmente, ser empleado para el bienestar del paciente. Es éste el caso cuando, por ejemplo, queremos conseguir que un menor reciba algún tipo de apoyo escolar específico. También puede ser útil si se puede percibir algún tipo de ayuda para poder costear el tratamiento u otras cuestiones.
Hay que destacar, así mismo, la importante labor realizada por algunas asociaciones de pacientes con determinados diagnósticos, que además de dar un apoyo y construir una red para las personas afectadas, muchas veces defienden los derechos ante las instituciones.
Peligros de las etiquetas diagnósticas
Uno de los peligros fundamentales de las etiquetas diagnósticas es que sirvan para cerrar un círculo sin fin. Sería algo así como «me pasa lo que me pasa porque tengo este diagnóstico». Si nos quedamos en esa explicación se corre el riesgo de que todo lo que nos ocurra en la vida se justifique por el diagnóstico que nos han dado, sin abrir la perspectiva a explorar otras cuestiones que nos pueden hacer estar teniendo dolor mental.
Por otro lado, tal y como mencionan en dicho artículo, hay una tendencia a dar soluciones rápidas para evitar el sufrimiento. En ocasiones hay discursos en las redes sociales que plantean soluciones sencillas, y que transmiten el mensaje de que si alguien no logra estar mejor, es porque no quiere. Abundan en las redes personas que hablan sobre salud mental, vendiendo consejos, sin la formación para esto.
Así mismo detrás de todo esto auge de los diagnósticos no podemos olvidarnos de la farmaindustria, que ofrece soluciones para minimizar el sufrimiento. Si bien los y las profesionales de la medicina y la psiquiatría puedan hacer un buen uso de los psicofármacos, no recetando en exceso, hay que tener presente que la industria farmacológica hace una importa labor de presión para la venta de dichos medicamentos.
Conclusión
Las etiquetas, o los diagnósticos, pueden ser cumplir una función de ayuda en algunas ocasiones, pero nunca deben usarse para cerrar nuestras historias. Cada persona es diferente, y no todas las personas con un mismo diagnóstico son iguales ni van a poder hacer lo mismo en su vida. Los profesionales de la salud mental trabajamos en el caso por caso, aunque tengamos presentes los diagnósticos e intentemos hacer el mejor uso de ellos posibles.
Para cualquier duda sobre esta cuestión u otras, se pueden poner en contacto con María Bilbao Nogueira, psicólogo en Bilbao.
